Un análisis hecho por científicos norteamericanos del área de psicología dio que hablar en la prensa mundial. La conclusión a la que llegaron es que la religiosidad está directamente asociada a menos inteligencia.
Solo que hay algunos puntos que considerar.
Uno es que ellos hablan de “religión” refiriéndose a la religiosidad (basarse en rituales vacíos por tradición) y, al mismo tiempo, la fe (creer de verdad, priorizando la relación sincera con Dios), todo en la misma bolsa. Aunque sean científicos famosos, es una visión ingenua, pues no entienden que no todo el mundo que concurre a una iglesia o que cree en Dios está realmente unido a Él, viviendo según Sus preceptos. Muchos solo siguen a demás, ciegamente, sin pensar. Van de acuerdo con la corriente.
Volvamos, entonces, a la investigación.
Miron Zuckerman y Jordam Silberman, de la Universidad de Rochester, y Judith Hall, de la Universidad Northeastern, analizaron 63 estudios realizados entre 1928 y 2000. La mayoría de los trabajos indica una relación desfavorable entre creencia e inteligencia. Los científicos jugaron con tres interpretaciones. Primero: las personas inteligentes se conforman menos, son más resistentes a dogmas. Segundo: esas mismas personas tienden a un modo racional, analítico de pensar, no se basan en una mera intuición – eso mismo, los sentimientos. Tercero: varias funciones de la “religión” (según lo que ellos entienden por eso), con el autocontrol y el compromiso (con la creencia) también pueden ser proporcionados con la inteligencia – o sea, “las personas inteligentes necesitan menos creencias y prácticas religiosas”, como consta el extracto de la investigación.
Ok. Ahora vamos a ver el otro lado. Hay cristianos que no se conforman con dogmas, con creencias impuestas, y que usan la inteligencia para entender la vida con Dios y practicarla. Concuerda con la primera interpretación de los psicólogos anteriormente dicha. Hay cristianos que entienden que la fe (la verdadera) no puede estar basada en emociones. Concuerda con la segunda. Hay cristianos que ya tenían autocontrol antes de una conversión seria, sin embargo, saben que pueden contar con el Espíritu Santo para mantenerlo, pues todos, en un momento difícil, podemos perder el control – aun los que son tenidos como más sensatos e inteligentes. Casi coincide con el tercero.
Aquí entra la página de noticias The Huffington Post y le hace una pregunta a Jordan Silberman: “Entonces, si alguien cree, ¿eso significa que es tonto?”
El científico respondió por e-mail: “Tengo certeza de que existen personas que creen y que son inteligentes, como también ateos no inteligentes.” En otro fragmento, Silberman considera que los estudios “se refieren a la inteligencia promedio de las personas religiosas y no religiosas, pero que no se aplican necesariamente a una única persona. Saber que una es religiosa no me llevaría a apostar nada de dinero sobre si ella es inteligente o no”.
Confrontado por el Huffington, Silberman estuvo de acuerdo con el “otro lado” de lo que hablamos anteriormente.
Fe inteligente
Otro punto: ¿a qué los científicos consideran necesariamente “inteligencia”? Eso quedó un poco confuso. No parece ser una tontería que alguien reconozca sus limitaciones y se apoye en Aquel que tiene más poder, el poder de verdad, contando con Su fuerza. Al contrario, es una opción muy sensata.
Vean lo que Ross Bennett, un fiel de la Universal en Texas, Estados Unidos, aprendió en relación a los problemas que, además de casi llevarlo a la muerte, convertían su vida en un infierno diario, despierto o dormido. Él reveló, en el blog del obispo Edir Macedo, que tenía una vida completamente sin reglas y pensó seriamente en suicidarse. Se convirtió sinceramente, y el antes incrédulo aprendió algo. “Dios realmente existirá si usted opta por creer en Él o no”, dijo Ross. “La vida es una prueba para ver hacia dónde nuestras almas van a pasar la eternidad y todos vamos a estar delante de Él (el Dios que creó todas las cosas) para que seamos juzgados. Todos nosotros: musulmanes, judíos, ateos, budistas, agnósticos, hindúes, cristianos. Pero solamente los que verdaderamente creen en Cristo y que viven de acuerdo con tal creencia, serán salvos, y muchos que afirman ser cristianos no lo serán.” (Aproveche y lea por completo el testimonio en el blog del obispo)
Un texano que vivía en función de la violencia y en constante desgracia, hoy vive en paz y hace lo que puede para llevar lo mismo a los demás. No parece la actitud de un tonto, sino la de alguien que es lo suficientemente inteligente para entender el origen de sus problemas y contar con Aquel que realmente puede darle un fin a ellos. No dejó que los malos sentimientos prevalecieran, llevándolo literalmente a la tumba. No basó su creencia en ellos. Usó la razón.
Nuestra inteligencia no tiene nada de malo. Pero eso depende, claro, de cómo la usamos. Por más inteligente, somos seres humanos y, por eso, inconstantes. No estamos 100% bien todo el tiempo. Tenemos nuestras caídas de autoestima, por ejemplo, o la vida aparece en la siguiente curva con un acontecimiento que desequilibra nuestras bases más solidas. No es que con Dios no pasaremos también por problemas, sin embargo Él, el creador de todo, tiene bases más consistentes que las nuestras, que nos mantienen de pie en esos momentos difíciles. Él no cambia, no duda. Es inteligente tenerlo como cimiento.
Bien que otros científicos, entre ellos algunos de los más famosos de la Historia, usaban sus extraordinarias mentes sin renegar de Aquel que se las dio.
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