Un derrame cerebral causado por una tremenda golpiza fue el causante de la muerte de Naira Cofreces, de 17 años, en la localidad bonaerense de Junín.
La joven fue agredida el miércoles 23 a la salida de la Escuela Secundaria Nocturna Nº5 de Junín, por un grupo de aproximadamente diez mujeres, que la patearon y le golpearon la cabeza contra una pared.
Al llegar a su casa, se tomó un calmante y se fue a dormir. Nunca más se despertó. Al día siguiente no se despertó y fue internada con pérdida del conocimiento en el Hospital General Interzonal de Agudos Dr. Abraham Piñeyro, donde la operaron dos veces tras detectarle dos hematomas cerebrales. Finalmente, murió luego de pasar sus últimas horas sin actividad cerebral. Su familia donó sus órganos.
Todavía no se sabe el motivo de la golpiza. Los familiares de la víctima dicen que Naira quiso defender a una amiga, mientras que otros jóvenes dicen que el motivo del ataque fue el hecho de que Naira y sus amigas “se hacían las lindas”. La titular del juzgado de garantías de Junín, María Laura Durante, declaró: “No hay motivos claros. Sí hay declaraciones de chicos que eran amigos de las chicas que indican que podría haber sido por una tercera chica, que se ‘hacían las lindas’ y ese tipo de cosas, pero no hay justificación, por supuesto”.
Por el ataque fueron detenidas dos compañeras de Naira, una de 17 años y otra de 22, Anabela Madero. Por otro lado, fue aprehendida una hermana de Anabela, María Rosa, de 32 años. Las tres fueron indagadas por “homicidio doblemente calificado”, pero se negaron a declarar.
El fiscal de la causa, José Alvite Galante, afirmó que “aunque no está determinado el móvil, tenemos acreditado que el hecho fue premeditado”. El intendente de Junín, Mario Meoni, dijo que no le encuentra “una explicación a tanta locura”.
Nancy, la madre de Naira, pedía justicia, mientras lloraba sin consuelo abrazada a algunos familiares completamente quebrados. “Me destrozaron, me arrancaron la vida”, decía entre lágrimas.
¿Cuál fue la causa de tanto odio?
Una de las razones más comentadas hace referencia al comportamiento de la víctima y sus amigas. El hecho de “vestirse bien”, “tratar de estar a la moda”. Una amiga de la víctima comentó: “Nos decían que nos iban a pegar un cachetazo porque nos hacíamos las lindas. Nos molestaban porque decían que nos hacíamos las chetas”.
Familiares de Naira dijeron que ella habría intentado defender a una amiga. Ezequiel, uno de sus hermanos, dijo: “Le pegaron así porque salió a defender a otra chica”.
Durante el sepelio, dos chicas recibieron un mensaje de texto con amenazas: “Que ninguno hable porque van a terminar igual que Naira”, decía.
El lunes 5, la escuela abrió con custodia policial y pocos alumnos se presentaron a clase, quizás todavía conmovidos por la muerte de Naira.
El odio sigue abriéndose paso en la sociedad y aparece en ámbitos donde antes era impensado y por motivos injustificables. En este caso, la envidia y los celos de las agresoras tuvieron como resultado la muerte de una joven de 17 años. Es necesario que la sociedad se replantee cuál es el ejemplo que se busca darle a los más jóvenes. Sin esa reflexión y autocrítica, este tipo de casos se dará, lamentablemente, con más frecuencia y tendremos que lamentar más víctimas del odio y la intolerancia.
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