Una pareja y seis chicos de entre 4 y 13 años murieron durante la madrugada del jueves 8 al incendiarse su casa en la localidad de Parque San Martín, partido bonaerense de Merlo. La hipótesis más firme señala como principal sospechoso a la expareja de la mujer, un hombre que tiene antecedentes de violencia de género y que había sido denunciado por la mujer por amenazas, según fuentes policiales.
El incendio comenzó aproximadamente a la 1.10 de la madrugada en un monoambiente de siete por cuatro metros ubicado en Iwanowski y Larsen. Allí se encontraban durmiendo María Karina Flamenco, de 38 años, su pareja Gastón Olivera, de 31, y los hijos de la mujer: Ian, de 4 años; Mayla, de 5; Alejo, de 6; Sakira, de 10; Briana, de 11; y Yael, de 13.
El fuego se propagó rápido: “Las llamas eran terribles. Llamamos a la Policía, a Emergencias. Algunos vecinos rompieron las paredes y ventanas para intentar rescatarlos”, relató María, una vecina de la familia. Según contó, el monoambiente estaba sellado. “Cerraron con trabas y candados porque habían recibido amenazas. Quedaron atrapados”, lamentó.
La DDI de Merlo está a cargo de la investigación y deberá determinar si el incendio fue accidental o intencional.
Los bomberos que trabajaron en el lugar afirmaron que la pareja y uno de los menores murieron calcinados, mientras que los otros cinco chicos fallecieron asfixiados. “Fue un momento caótico. Se hicieron maniobras de reanimación. No se pudo salvar a ninguno”, especificó Alberto Lazo, director Ejecutivo del Hospital Héroes de Malvinas, centro médico al que llegaron los niños.
“Había una relación conflictiva entra la mujer y su ex. El hombre la había agredido en la vía publica”, indicó Hugo Santillán, de la DDI de Merlo, al canal de noticias TN. El jefe policial informó que uno de los fallecidos “es hijo de la expareja investigada”. Karina Flamenco tenía una relación con Gastón Olivera. Tuvieron cinco hijos, pero luego se distanciaron. Tras la ruptura, la mujer conoció a Méndez, con el que tuvo a Ian, de 3 años. Esa nueva relación no prosperó y Karina volvió con Olivera.
Los vecinos contaron que la mujer vivía desde hace unos tres meses con Olivera y que su expareja, Cristian “Moma” Méndez, “se puso como loco”. “Si no vas a ser para mí, no vas a ser para nadie”, le repetía Méndez a su ex, de acuerdo con los vecinos.
Incluso, Ana, que vivía al lado de la vivienda que compartían Karina con Gastón, reveló una frase que le dijo Moma el miércoles, antes del trágico incendio. “Mañana vas a tener noticias de tu amiga y sus hijos muertos”, le habría avisado Méndez.
“Moma” tiene una denuncia por maltrato, radicada el 7 de marzo de este año en la comisaría de Parque San Martín.
Los peritajes realizados en la vivienda indican que no hubo problemas eléctricos o escapes de gas y que todas las víctimas murieron asfixiadas. Asimismo, las pericias indicaron que el fuego se desató en una cama.
El acusado fue detenido durante la madrugada del sábado 10 y se declaró inocente.
Violencia sin fin
El odio lleva a las personas a cometer locuras. Es un sentimiento tan fuerte que justifica acciones como la que se refleja en esta noticia.
Aunque se tenga conciencia de que es malo ¿cómo hacer para arrancarlo de su interior?
En primer lugar, debe reconocer que por más grave o doloroso que haya sido el hecho que generó el odio en su interior, usted mismo tiene fallas y comete errores, al igual que cualquier ser humano.
En segundo lugar, debe buscar rehacer su vida y perdonar a quien fuere que le haya hecho daño.
Mire en el infierno que usted se permitió entrar, por medio de agresiones verbales o físicas. Usted no tiene más paz. Vive con un nudo en la garganta. Tristeza. Sin esperanza de vida; está permitiendo que el odio domine su vida.
No odie al individuo, sino al odio en sí. Elimine ese sentimiento tóxico de su vida y perdone. Es la mejor forma de hacer borrón y cuenta nueva y salir adelante, evitando problemas aún mayores en el futuro.
La masacre de Flores
El 17 de febrero de 1994, Fructuoso Álvarez González incendió la casa de José Bagnato, con quien tenía problemas debido a una deuda. El hombre, su esposa, sus hijos de 14 y 9 años y un amigo del hijo menor fallecieron. El único que sobrevivió fue Matías, el mayor de los tres hijos, quien hoy vive en el mismo edificio que su abuela y todavía recibe amenazas.
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