Cuando entramos a una universal, fácilmente identificamos a los voluntarios que auxilian en los templos. Generalmente están vestidos con el uniforme característico, en los colores azul y blanco, y siempre en actividad.
Ellos son consagrados por el Espíritu Santo para auxiliar en la Obra de Dios, juntamente con los obispos y pastores. Se dedican a conversar y a orientar a los que desean ayuda.
Se preocupan por mostrarles a las personas el poder del Señor Jesús y enseñarles a cómo alcanzar la victoria contra los obstáculos por medio de la fe.
Visitan hospitales, presidios, asilos, centros de rehabilitación contra los vicios, e incluso van de casa en casa para bendecir la vida de los que sufren.
Son siervos comprometidos con el Reino de Dios.
Consagración de los nuevos voluntarios
Con el objetivo de consagrar a los nuevos voluntarios para la Obra de Dios, el último domingo 25, en todo Brasil, la Universal realizó una reunión especial. En las principales catedrales del País, 4.312 voluntarios recibieron la unción, por medio del aceite, y un diploma – que simboliza la superación en los diversos desafíos y aprendizajes durante el curso de preparación del cual participan.
El obispo Edir Macedo estuvo presente en la ceremonia de consagración – juntamente con el obispo Sérgio Correa, responsable por los voluntarios en Brasil – en la Universal de la Avenida João Dias, en el barrio de Santo Amaro, zona sur de la capital paulista, y oró por todos.
Para Gileide dos Santos, de 37 años, una de las nuevas voluntarias, fue un momento significativo: “Fue Dios quien me escogió para formar parte de esta Obra, y si somos siervos, tenemos que servir. Es gratificante saber que Él cuenta conmigo.”
También resalta la importancia de un voluntario para la vida de las personas dentro y fuera de la Universal. “Los voluntarios tienen la misión de ganar almas para Dios. Así como un día yo sufría y enfrentaba luchas sin conocer el poder de Dios, hay muchas personas que están en situaciones difíciles, como en las que yo estuve, o tal vez, hasta peores. No podemos abandonarlas”, dice.
Así como Gileide, Eduardo Rodrigues de Oliveira (foto de arriba, al lado de su esposa), de 28 años, quedó feliz con la consagración y dijo que, para él, ser escogido para auxiliar como voluntario es recibir de Dios la autoridad para bendecir la vida de los que sufren.
“Antes de conocer a Dios, no tenía valor. Él me rescató y me mostró el valor que yo tenía. Hoy quiero aprovechar lo que aprendí con Él y ayudar a otras personas que se sientes desvalorizadas, como un día yo me sentí, y ayudarlas a darse cuenta de cuán valiosas son para Dios.”
Algo en lo cual Fabrícia Gabriel (foto de al lado), que fue consagrada juntamente con su hermana, Fabiana Gabriel (foto de al lado), concuerda: “Es muy importante para mí saber que, por medio de mi vida, otras almas podrán ser ganadas. Le agradezco a Dios por esta unción.”
Por otra parte, su hermana, Fabiana, agrega: “El Señor Jesús pide que seamos Sus imitadores, es decir, que amemos al prójimo. Hoy, formo parte del cuerpo de Cristo, de la obra de Dios. Ser obrera hace que me coloque a Su disposición para ayudar a las personas que están necesitadas.”
Visitan hospitales, cárceles, geriátricos, casas de recuperación contra los vicios, y hasta van casa por casa para bendecir la vida de los sufren.