El primer multimillonario de EEUU dijo una vez en una entrevista:
“Si, yo doy el diezmo, y me gustaría contarles cómo comenzó todo. Desde niño tuve que comenzar a trabajar para ayudar a mi mamá. Mi primer salario era de 1,50 dólares por semana. Después de la primera semana de trabajo, llegué a casa con $1,50 y mi madre, colocando el dinero en su regazo, me dijo que se pondría muy feliz si yo diese la décima parte de aquel dinero para el Señor.
Lo hice y, a partir de aquella semana, hasta hoy he diezmado cada dólar que Dios me confió. Y quiero decirle, si no hubiese dado el diezmo del primer dólar que gané, no habría dado el diezmo del primer millón de dólares que gané. Dígales a sus lectores que les enseñen a sus niños a dar el diezmo, y ellos crecerán y serán administradores fieles del Señor.”
– Sr. John D. Rockefeller
Él comenzó a dar el diezmo desde que era niño, y se convirtió en uno de los hombres más ricos de la historia de la humanidad a través de la industria del petróleo. Vino de una familia pobre y de un padre ausente. Pero su madre le enseñó a lanzar una raíz de fidelidad que, aún hoy trae prosperidad para la familia Rockefeller (su fortuna en 1937, cuando murió, era de 760 mil millones de dólares. Actualizados a los días de hoy, es más de 12 veces la fortuna de Bill Gates).
Ser fiel en el poco, es una prueba de carácter. Antes de darle mucho a alguien, usted prueba el carácter de aquella persona observando su comportamiento en lo poco.
Así como Dios le dio el petróleo a Rockefeller, Él quiere darles fuentes de riquezas a sus hijos. Hay muchos tesoros aún a ser descubiertos, ideas millonarias, oportunidades…
Pero, obviamente, Dios se los dará a los fieles y diligentes.
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