Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. Marcos 2:22
Odres nuevos, odres viejos… ¿cuál es la diferencia? El odre era una especie de bolsa hecha de piel de animales, normalmente de cabrito, usada para almacenar y transportar el vino. El vino era colocado en el odre y este entonces era cerrado.
El vino continuaba su proceso de fermentación que causaba el estiramiento de la piel hasta que esta perdía toda su elasticidad. Así, si ese vino nuevo fuese colocado en un odre viejo, la piel se rompería debido a la presión causada por la fermentación.
Con esta analogía, Jesús enseñó que si nosotros permanecemos atados a viejas costumbres, tradiciones e ideas, no podremos percibir ni recibir nada nuevo para nuestro crecimiento.
Las mentes estancadas no pueden recibir nuevas ideas. La renovación de la mente es necesaria para recibir nuevos pensamientos. Los pensamientos de Jesús, a pesar de estar en circulación hace ya dos mil años, son de hecho una nueva manera de ver todas las cosas. Es un vino nuevo. Por eso, solo quien “nace de nuevo” puede recibirlos.
Aplicación: Renuncie a pensamientos viejos que no le ayudan más, o que nunca le ayudaron. Cuestione sus tradiciones, costumbres y hábitos. Vuélvase como un niño espiritualmente hablando, para recibir nuevas direcciones de Dios.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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