Ana María Kondratiuk padecía una enfermedad cuya incidencia es mayor en mujeres a nivel nacional. Según la Asociación Celíaca Argentina, se estima que 1 de cada 100 habitantes es celíaco y Ana María formaba parte de esa estadística.
La intolerancia a las proteínas presentes en el trigo, avena, cebada y centeno (TACC) y derivados de los cereales le producía una lesión de la mucosa intestinal provocando la atrofia de las vellosidades del intestino delgado, por ende, causaba una alteración en la absorción de nutrientes de los alimentos. Esto generaba otros trastornos en su salud y su dieta era muy restringida.
Como necesitaba un milagro en su salud, comenzó a participar de las reuniones en la Universal. Perseveró usando su fe en las oraciones, propósitos y la Hoguera Santa. Ella no aceptaba que su organismo sufriera esa intolerancia permanente al gluten, entonces invocó al Dios de los Imposibles buscando una respuesta a sus pedidos. El resultado no se hizo esperar: “Haciendo la cadena de los Casos Imposibles fui sanada, hoy puedo comer de todo, gracias a Dios”, afirma feliz.
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