En la edición pasada, mostramos la importancia de los olivos en la Biblia y las enseñanzas que podemos adquirir para los días de hoy. Su fruto es muy conocido y tiene innumerables funciones. La aceituna es usada en el campo gastronómico y el aceite producido por ella, además de servir en la alimentación, posee también una propiedad curativa. Incluso sirve para hacer productos de higiene y de combustible para la iluminación.
En la antigüedad, Israel realizaba un trabajo artesanal para extraer aceite del fruto del olivo. El fruto era amasado con una prensa hecha con ruedas de piedra. Ese trabajo ocurría en cuatro etapas y cada aceite extraído tenía una finalidad. El aceite más puro retirado era el del primer prensado, que era entregado por el pueblo y utilizado para encender los candelabros que existían adentro del Templo, construido por Salomón. La luz producida como el óleo obtenido en esa primera extracción era más clara y brillante que la luz generada por cualquier otro combustible e incluso más límpido en relación al aceite extraído de los demás prensados.
Eran diez candeleros, cada uno de aproximadamente 45 kilos, hechos de una sola pieza de oro puro, con siete lámparas. Eran responsables por el abastecimiento de la luz adentro del Templo, ya que no había ninguna luz que venía del lado de afuera. Y eso, como todo en el Templo, era una especificación proveniente de Dios. La luz que salía de esos candeleros era suficiente para iluminar cualquier actividad que los sacerdotes estuvieran ejerciendo, siendo que nunca podía apagarse. De día y de noche, en turnos específicos, los sacerdotes tenían como responsabilidad el encendido y la limpieza de esas lámparas, para mantenerlas encendidas y limpias continuamente. La luz brillante e ininterrumpida representaba la presencia de Dios.
La Luz de Dios en usted
Muchas personas se han encontrado inmersas en tinieblas y sintiéndose vacías. La depresión, la angustia y las alteraciones en el estado emocional han sido síntomas populares en nuestra generación. Las personas se sienten inclinadas a tomar decisiones equivocadas para esconder marcas del pasado que insisten en permanecer y acusaciones constantes de la propia consciencia. Para escapar de esa situación, ellas se mantienen en una búsqueda de placer y felicidad sin fin, que, la mayoría de las veces, les causa problemas.
En el pasado eso ocurrió con una mujer cuya historia es una de las más conocidas de los textos bíblicos. Mientras que Jesús estaba sentado predicando a la multitud, llevaron hasta Él a una mujer que fue sorprendida en adulterio y los fariseos Lo incitaban a que la acusa. Sin embargo, Él dijo que aquel que no tuviera pecado comenzara la sesión de apedreamiento. Todos se retiraron y no quedó nadie quien la acusara y Jesús la iluminó a través de Su perdón. Inmediatamente después, Él dijo: “Yo Soy la luz del mundo; el que Me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12)
Así como los candelabros representaban la presencia constante de Dios en el Templo, todos pueden ser iluminados hoy por la luz constante que es proporcionada a través de Jesús. Afuera del Templo nadie sabía si ellos estaban encendidos o no y solamente los sacerdotes podían ver su luz. Hoy, la luz de la presencia de Dios es capaz de brillar adentro de todos los que Lo reciben a través de la acción del Espíritu Santo, reflejando de adentro hacia afuera. Como aquel aceite que era el más puro, también se vuelven puros los que aceptan ser iluminados por la presencia de Dios.
El Templo de Salomón, que será inaugurado a fines de julio, tiene justamente la propuesta de rescatar lo sagrado y llevar a sus visitantes a conocer esa Luz que purifica y da vida. No se pierda la chance de ser iluminado de esa forma. Acompañe el progreso de la obra en detalles en la página otemplodesalomao.com y, para estar personalmente en el Templo, busque una Universal más cercana e infórmese cómo visitarlo.
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