La primera ciudad construida después del diluvio fue Babilonia. Allí, el diablo hizo su “oficina central”. Semíramis era la reina de Babilonia y Nimrod “fue vigoroso cazador delante del Señor…” Génesis 10:9
Por eso él se volvió una especie de héroe entre sus contemporáneos. Pero el orgullo de su corazón hizo que él se rebelara contra Dios. A partir de entonces, pasó a desarrollar la Astrología, volviéndose un gran brujo y fundando las bases de la magia negra y blanca.
Más adelante, pasó a llamarse Moloch. Era nieto de Cam y bisnieto de Noé. A causa de sus prácticas ignominiosas, su tío-abuelo vino a matarlo, con la esperanza de terminar con sus brujerías.
Semíramis, su madre y su mujer, al mismo tiempo que reinaba en Babilonia, se proclamó diosa y exigió que se le sacrificaran niños. También determinó que su hijo-amante fuera adorado como un dios, pasando a llamarlo Baal, el dios-sol.
Aunque se declarara virgen, dio a luz a otro hijo, al cual llamó Tamuz, afirmando que el espíritu de Baal concibió en ella. Y entonces pasó a proclamar en todo su reino que Nimrod había reencarnado en el niño.
Ella también se decía ser el símbolo de la luna, y a partir de allí pasó a ser considerada como la virgen madre, apareciendo en todos los lugares en imágenes cargando al pequeño dios-sol. Decía que el niño Tamuz era el salvador de la humanidad.
Toda esa trayectoria fue inspirada por el diablo, el cual conociendo que un día el Espíritu de Dios envolvería a una virgen verdadera, que concebiría al Salvador, providenció una historia similar, para así fundar una religión a través de la cual miles de millones de personas serían engañadas y llevadas al infierno.
Las historias de Nimrod, Semíramis y Tamuz circularon por todo el mundo. Sus fábulas se hicieron populares en la Mitología. Fueron concebidos varios dioses y diosas, todos basados en estos personajes.
Semíramis llegó a ser conocida como la reina madre de los cielos. Y, para engañar al mundo con “milagros” mentirosos, Satanás ha utilizado a los demonios para reproducir imágenes de Semíramis en diversos lugares y con varias formas, de modo que cada país pasó a tener las suyas propias.
El pueblo, sincero, ha pensado que la imagen de una joven con un niño en brazos es María y el niño Jesús. ¡Pero no! ¡En realidad es Semíramis y Tamuz!
Siendo así, si ya existe ese gran engaño para el pueblo, ¡imagínese lo que el anticristo ha preparado para el final de los tiempo! Los textos sagrados no dejan ningún margen de duda con respecto a la idolatría, a las adivinaciones y hechicerías, pues afirman:
“No tendrás dioses ajenos delante de Mí. No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque Yo soy el Señor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que Me aborrecen, y que hago misericordia a millares, a los que Me aman y guardan Mis mandamientos.” Deuteronomio 5:7-10
“Cuando entres a la tierra que el Señor tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el Señor tu Dios echa estas naciones de delante de ti.” Deuteronomio 18:9-12
“Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.” Apocalipsis 21:8
(*) Estudio bíblico hecho por el obispo Edir Macedo
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