Una violenta “moda” más de Internet está provocando muertes en la vida real. El llamado Punch4Punch es una especie de juego en el cual dos personas intercambian golpes hasta que una de ellas se rinde. Los jugadores suelen golpear en el mismo lugar, generalmente en el brazo o en el hombro. A veces, los puñetazos son dirigidos al estómago, al pecho o a la cabeza. La acción es filmada y compartida en Internet, en las redes sociales como YouTube. En algunos casos, quien desiste de ser golpeado primero debe pagar un castigo, que puede involucrar la bebida alcohólica.
La broma de mal gusto le costó caro a un joven padre de familia de Londres. Tommy Main, de 23 años, fue llevado apresuradamente al hospital después de recibir un golpe en el pecho lanzado por un amigo en un desafío Punch4Punch, durante una fiesta el último día 29. Tommy no resistió los golpes y murió. El hermano de Tommy, Roy, criticó en el Facebook la actitud de los amigos de la víctima, que decidieron continuar filmando la tragedia, en vez de interrumpir la sesión de golpes.
El caso sorprende por la tontería de la propuesta. Después de todo, ¿qué lleva a una persona a aceptar intercambiar golpes con otra hasta que una de ellas quede exhausta de tanto ser golpeado? ¿Por qué el ser humano se arriesga a los juegos violentos y aparentemente sin sentido?
Una parte de la respuesta puede ser encontrada en escenas de la película El Club de la Pelea. En la producción, el ejecutivo Jack intenta llenar el vacío de su vida por medio de violentos combates corporales. Al lado del vendedor de jabones Tyler, Jack crea un club en donde las personas frustradas son invitadas a intercambiar golpes. La violencia gratuita parece ser la válvula de escape para las angustias mal resueltas.
Como en la película de David Fincher, los participantes del Punch4Punch tal vez estén sufriendo de una incontrolable sensación de un vacío existencial. Una hipótesis es que esas personas encuentren en la violencia una forma de distraer su sufrimiento. Lo que no notan es que la violencia no es una buena solución para ningún tipo de problema. Confiar en sí mismo y tener fe en Dios, por ejemplo, son alternativas mucho más nobles y eficientes para superar los desafíos de la vida en sociedad.
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