“Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos” (Salmo 19.8)
Sólo los que obedecen y experimentan los preceptos de Dios encuentran en ellos alegría, placer y la luz por sus sendas.
¿Ha llegado a su corazón tal alegría y pureza?
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