Una de las exigencias más comunes hechas por las empresas en el mercado laboral es que el empleado sea productivo. Cumplir metas dentro del plazo estipulado termina siendo una obligación básica para todos. Sin embargo, para llegar a este nivel, es necesario no perder tiempo con distracciones. Muchas veces, estas son las culpables por el bajo rendimiento de un profesional. El problema es que, en el día a día, terminan siendo parte de la rutina. No obstante, la forma con la que lidiamos con las mismas puede determinar el ascenso o el derroque en la carrera.
Para la coach y consultora de imagen Waleska Farias, este es un detalle importante a ser examinado. “Las empresas están siempre atentas a la postura profesional por más que usted no lo note. Los jefes observan este aspecto, a la hora de realizar ascensos o despidos y también lo que usted hace y cómo actúa con sus compañeros. Y las distracciones son trampas que pueden perjudicar su empleo”, alerta.
Existen una serie de actitudes que pueden convertirse en distracciones y ser perjudiciales para sus actividades profesionales, como verificar e-mails, conversar y atender el celular. La mentora de negocios Flávia Lippi afirma que estas son una forma de acomodación. “Se trata de una situación confortable, por eso, muchas personas prefieren esto, en vez de trabajar. Si usted ve el feed de noticias del Facebook, por ejemplo, verá cuánto no están trabajando las personas”, comenta. Ella recomienda quitar las redes sociales de la rutina durante el trabajo o determinar horarios específicos para acceder a las mismas.
De acuerdo con especialistas, en promedio, logramos estar concentrados en una actividad hasta 90 minutos, siempre que, durante ese período, sean hechas pequeñas pausas de 5 minutos cada 20 minutos. “Es una forma de impedir la pérdida de energía a lo largo del día”, dice Waleska. También orienta a que el empleado sea organizado para mantener el enfoque. “Cuanto más limpio, ordenado y funcional, esté su escritorio, más ahorrará tiempo productivo.”
La distracción más común
Una encuesta reciente, realizada por una consultora norteamericana señaló que las conversaciones no relacionadas al trabajo son el tipo de distracción que más desvía la atención de las personas en el ambiente profesional. Después vienen los e-mails, las llamadas telefónicas y el ruido.
La abogada Beatriz Madeiros, de 33 años, ya pasó por la experiencia de tener compañeras de trabajo que tenían actitudes dañinas hacia las tareas profesionales. En uno de sus primeros empleos en San Pablo, ella enfrentó situaciones en las que las otras empleadas conversaban todo el tiempo y las actividades quedaban dispersas. “Ser abogado es una función que exige mucha concentración y atención para ser desempeñada. A veces, necesitamos silencio para analizar procesos y hacer peticiones. Pero mis ex compañeras no tenían noción de que terminaban perjudicando a todo el mundo”, afirma.
Para Flávia Lippi las relaciones de amistad en el ambiente profesional son esenciales, pero hay tiempo para todo. “Durante el expediente, el enfoque debe estar en el trabajo, que exige dedicación exclusiva en ese período”, explica.
Beatriz cuenta que incluso intentaba, sutilmente, avisarles a las compañeras que necesitaban estar más enfocadas en el trabajo, pero no era oída. “Yo notaba que ellas estaban tan acostumbradas a aquella actitud que era normal que actúen de esa forma. Parecía que el silencio las incomodaba”, dice.
Sin embargo, lo que más sorprendía a la abogada era el volumen de la conversación. “Ellas solían conversar en un tono de voz alto y sobre diversos asuntos de intereses totalmente ajenos a la oficina. Lo más difícil es que no notaban cuánto afectaban al ambiente. No lograban entender que necesitaban cambiar sus actitudes y que eso me perjudicaba no solo a mí, sino también a la calidad del servicio”, recuerda.
Viendo que no habría posibilidad de cambiar aquella situación, Beatriz envió currículums a varias empresas. Hoy, la abogada trabaja en otro lugar y la situación es completamente diferente “En el actual empleo hay conversación, pero, la mayoría de las veces, es sobre los propios casos en análisis y clientes. Difícilmente la conversación está asociada a la vida en privada de los colegas”, concluye.
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