Para que una relación de pareja funcione es necesario que haya sintonía, la cual solo se logra si cada uno se sienten bien consigo mismo. Solamente con ese amor propio es que puede existir el amor inteligente por el otro. No siempre es fácil encontrar la mejor manera de manejar la vida amorosa.
Muchas veces las parejas enfrentan situaciones delicadas porque le dieron lugar a la mentira, a esa artimaña que lleva a la pérdida de confianza cuando se descubre, como en el caso de la infidelidad.
Hay mujeres que se preguntan por qué no confían en su pareja, se cuestionan si es porque lo pescaron viendo cierto contenido en Internet que no les gustó, porque encontraron números de otras en su celular o porque ya fueron traicionadas por su ex. Pero primero hay que ver si no es por esa falta de confianza que su pareja se mantiene en contacto con otras mujeres.
“Si usted no logra sacar sus propias conclusiones, definir eso, entonces, usted no se está respetando. No entiende qué es una relación y que está en una, por eso acepta esa situación. Yo no sé si él es su novio o su marido, pero si tiene ese tipo de comportamiento a su lado y usted sigue con él, entonces, el problema aquí, además de ser él, es usted también, que se somete a eso”, explica el autor de Matrimonio Blindado, Renato Cardoso.
Cristiane Cardoso agrega: “Usted tiene todo el derecho de desconfiar porque él no va a hacerla feliz. Será temporario, infelizmente. Hoy la migaja que la mujer gana para ella es todo, ya ganó, el hombre es de ella. Pero si usted piensa así, nunca va a ser feliz porque la felicidad no es cosa de 5 o 10 minutos, la felicidad es algo constante. La otra persona le hace bien todos los días. No son iguales, tienen sus diferencias, aún así, estas no son suficientes para quitarles la felicidad”.
Si usted, amiga lectora, se encuentra en esta situación, necesita arreglar su relación con usted misma. Para eso, participe de la Terapia del Amor todos los jueves. Uno de los principales temas cómo detectar cuando su pareja no le está haciendo bien.
El sabor amargo de la traición
Sara León nunca pensó que el hombre que ella más amaba la traicionaría de esa manera.
“Recuerdo que vi a mi marido en la plaza siéndome infiel, fue lo peor que me pasó. Ya había maltratos verbales y físicos entre nosotros, por eso me encontraba depresiva y muy nerviosa, incluso había intentado suicidarme varias veces. Pero enterarme de que él me era infiel me llenó de rencor y odio.
Mis hijos estaban enfermos, la situación económica estaba mal y mi esposo tomaba alcohol y fumaba. No sabía qué hacer, entonces, me invitaron a participar de las reuniones de la Universal. Hablaron conmigo, me orientaron, entonces, luché primero por mí y después por mi matrimonio, por mi familia. Hoy, gracias a Dios, estoy libre del odio y del rencor, de la depresión y de los pensamientos de muerte. La familia fue restaurada, recuperamos la confianza y estamos muy bien”.
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