Japón conmemoró el pasado miércoles 6 de agosto el 69 aniversario del bombardeo atómico de Hiroshima, en una ceremonia en la que el alcalde Kazumi Matsui invitó al presidente Barack Obama y otros líderes mundiales a visitar la ciudad para que vean de primera mano las cicatrices del ataque y se convenzan de que las armas nucleares no deben existir.
“Presidente Obama y todos los líderes de naciones con armas nucleares, sírvanse responder al exhorto para visitar las ciudades bombardeadas con armas atómicas tan pronto como sea posible para que vean con sus propios ojos lo que ocurrió”, dijo Matsui. “Si lo hacen, se convencerán de que las armas nucleares son un mal absoluto al que no debe permitírsele existir”.
Unas 45 000 personas guardaron un minuto de silencio durante la ceremonia del miércoles efectuada en el Parque de la Paz de Hiroshima, cerca del epicentro del bombardeo de 1945 que dejó unos 140 000 muertos. El ataque nuclear contra Nagasaki, tres días después, provocó 70 000 muertes y llevó a la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
El número de sobrevivientes, conocidos como “hibakusha”, era de poco más de 190 000 este año. Su edad promedio es 79 y muchos de los asistentes a la ceremonia eran sus descendientes y familiares. Funcionarios de Hiroshima dijeron que 5507 sobrevivientes murieron en el último año.
Este hecho marcó heridas muy profundas que el paso del tiempo no termina de sanar, por esa razón, llevar la Palabra de Dios a tierras niponas es más que necesario. La Universal está presente en Japón desde el año 1995, son casi 20 años de dedicación al pueblo a través de orientaciones espirituales y asistencia social. Divulgando la fe inteligente la Iglesia ha ayudado a miles de japoneses a modificar su vidas y superar el dolor.
Recientemente fue inaugurada un nuevo centro de ayuda espiritual en Ueda, ciudad de la provincia de Nagano, ubicada a 190 kilómetros de Tokio, la región es conocida como la “Ciudad de la seda” está rodeada por la naturaleza. La primera reunión fue realizada por el responsable evangelístico del país, el obispo Randal Brito, junto con los pastores Roberto Furugem y Rafael Muranaka, responsables regionales. Juntos bendijeron a las familias y les hablaron acerca de la importancia de un diálogo sincero con Dios.
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