Dan era el nombre del quinto hijo de Jacob, concebido con Bila, su concubina (Génesis 30:4). Fue patriarca de una de las famosas Doce Tribus de Israel, y por eso llevó su nombre. Cuando Jacob estaba por morir, profetizó sobre los destinos de sus hijos y de los pueblos que originarían (las tribus), tocándole a Dan, según el significado de su nombre en hebreo, ser el “juez de Israel” (Génesis 49:16).
El símbolo de la tribu de Dan tiene la figura de una serpiente, a causa de lo que Jacob profetizó sobre el hijo que la originaría: “Será Dan serpiente junto al camino, víbora junto a la senda, que muerde los talones del caballo, y hace caer hacia atrás al jinete”(Génesis 49:17), un juez implacable, siempre vigilante, del cual los infractores no escaparían.
Con la distribución de las tierras para las tribus, los descendientes de Dan, llamados danitas, ocuparon la ciudad anteriormente llamada Lesem (Josué 19:47-48), área hoy en el norte de Israel. Rebautizaron el lugar en homenaje al patriarca, como había sido hecho con la tribu.
Ubicada en el camino que iba de Damasco, en Siria, hacia Tiro, en la costa del Mediterráneo, Dan tenía abundancia de agua, porque importantes nacientes del Río Jordán están en aquel área volviéndolo muy fértil. La ciudad era fuertemente protegida por murallas, cuyos portones eran vigilados de día y de noche. Pero los danitas no confiaban en la guardia de las puertas de la ciudad solamente a los centinelas humanos: altares con ídolos también “protegían” los portones, por ser tan grande la idolatría local.
Los danitas, con el tiempo, se convirtieron en un pueblo extremamente idólatra, contrariando los preceptos de Dios. Fue en Dan que Jeroboam construyó el ídolo de un becerro de oro y le rindió culto públicamente – lo que contribuyó a la caída no solo de Dan, sino también de las otras nueve tribus vecinas (1 Reyes 12:26-33). Existen indicios, hoy en día, de la base de un pequeño edificio que habría abrigado al becerro dorado. En el lugar, fueron encontradas evidencias arqueológicas de la presencia del ídolo, como la configuración del templo y pequeños objetos ritualistas.
Entre los hijos ilustres de Dan estaban Sansón, cuya familia descendía de los danitas (Jueces 13).
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