Esa ha sido la frase que más han oído los hijos de sus padres en los últimos tiempos.?Y a causa de esa frase, algunos hijos no han encontrado en sus padres buenas referencias, buenos ejemplos.?Es como si dijésemos: “yo puedo equivocarme, ¡pero tú no!”
¿Qué tal si les mostramos que también nos equivocamos, pero que aprendemos de los errores?
En realidad no queremos que ellos sufran lo que un día sufrimos, pero el mejor camino para enseñar es ser un ejemplo.
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