Es a partir de entonces que comenzará el período de la Gran Tribulación, cuya duración será de siete años. Con respecto a la segunda venida del Señor Jesucristo, entendemos que se dará en tres etapas:
Primera: Él vendrá en las nubes, como el Novio Celestial, para buscar a Su novia, es decir, a Su Iglesia:
“Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y Le recibió una nube que Le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que Él Se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como Le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:9-11)
Segunda: Él vendrá en gran poder y gloria, con Su Iglesia, como Rey de reyes, para juzgar a todas las naciones y pueblos. Todos los pueblos Lo verán y se lamentarán: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo Le verá, y los que Le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por Él. Sí, amén.” (Apocalipsis 1:7)
Tercera: Él vendrá como Sumo Sacerdote y Mesías para Israel, cuando este esté cercado por los enemigos en el Valle de Josafat, en la batalla del Armagedón:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba Se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en Su cabeza muchas diademas; y tenía un Nombre escrito que ninguno conocía sino Él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y Su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, Le seguían en caballos blancos. De Su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y Él las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en Su vestidura y en Su muslo tiene escrito este Nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” (Apocalipsis 19:11-16)
Inmediatamente después del arrebatamiento de la Iglesia, el libro sellado con los siete sellos será abierto. Y, entonces, el primer sello será abierto y el anticristo se manifestará:
“Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la Tierra fue alumbrada con Su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la Tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la Tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.” (Apocalipsis 18:1-3)
Este “otro ángel”, que tenía gran autoridad, cuya gloria iluminó la Tierra, no puede ser otro sino el propio Hijo de Dios, el Señor Jesucristo, pues ¿cuál es el Ser celestial que tiene gran autoridad y gloria capaz de iluminar toda la Tierra?
¿Y por qué Él descendió del cielo? Para ejecutar el juicio determinado por el Padre. Ya vimos que este juicio vendrá directamente del Dios-Padre, y ahora entendemos que el Hijo será Quien lo ejecute.
Aquí se anuncia una vez más, en voz alta, por la boca del Señor, la caída y la destrucción de Babilonia, que se dará a través de una catástrofe inimaginable. Sí, por un incendio mundial.
Podemos considerar la serie de los juicios divinos como una balanza: en un plato tenemos a la Iglesia del Señor Jesús en la Tierra, y en el otro plato a los poderes de las tinieblas en las regiones celestes, como dice en Efesios 6:12.
Entonces, cuando suceda el arrebatamiento, el plato en el cual se encuentra la Iglesia subirá hacia lo alto; consecuentemente el plato de los poderes de las tinieblas será arrojado hacia la Tierra.
La Tierra, entonces, estará literalmente poseída por demonios. En la misma época también será abierto el pozo del abismo, conforme está escrito:
“El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.” (Apocalipsis 9:1-3)
Significa que la Tierra será inundada de demonios, los cuales vendrán desde arriba y desde abajo. Siendo así, toda la Tierra, esto es, Babilonia mundial, política y económica, será vivienda de demonios, de espíritus inmundos. Creemos que este es justamente el período referido por el Señor Jesús, cuando dijo:
“…porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; más por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.” (Mateo 24:21-22)
Se puede imaginar lo que será esta inundación en la Tierra por los demonios cuando se piensa en el diluvio. En aquella oportunidad, las compuertas celestiales se abrieron y toda la Tierra fue cubierta por agua.
(*) Fragmento extraído del libro “Estudio del Apocalipsis”, del obispo Edir Macedo
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