“Te ruego, oh Señor, que tu oído esté atento ahora a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que se deleitan en reverenciar tu nombre; haz prosperar hoy a tu siervo, y concédele favor delante de este hombre. (Nehemías 1:11)
Todo el mundo quiere que sus oraciones sean contestadas, pero éstos no siempre quieren primeramente agradar y temer a Dios.
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