¿Usted ya tuvo (o tiene) esa sensación de que nada bueno o importante sucede en su vida o que la misma está estancada? ¿O que, aunque parezca buena y confortable, no ocurre nada especial? Abra los ojos: usted está en la tan hablada y peligrosa zona de comodidad.
Incluso, ¿sabe qué es la zona de comodidad? Es esa etapa de su vida donde sus actividades y su comportamiento se encajan en una rutina que aparentemente lo aleja del estrés y de los riesgos. Es aquella falsa sensación de que todo está seguro y bien. La rutina en realidad encarcela y tiende a perjudicar algunos aspectos de su vida como la relación amorosa, el trabajo, los estudios, la salud o las finanzas. Bien dice el dicho norteamericano “no pain, no gain” (no hay conquistas sin sacrificios, en libre traducción), que encaja perfectamente con lo que estamos hablando. El salir de la zona de comodidad puede parecer doloroso, y muchas veces incluso lo es, pero sin eso no hay evolución, según estudios divulgados por las páginas estadounidenses The Huffington Post, en Lifehacker y por el periódicoen el The New York Times.
La indignación a su favor, en la dosis correcta
De acuerdo con experimentos realizados por renombrados psicólogos norteamericanos a principios del siglo pasado, permanecer en un estado de relativa comodidad crea en la persona la falsa sensación de que no necesita esforzarse más. Solo lo hace un poco más cuando siente esa seguridad amenazada. De esa forma, es necesario un poco de ansiedad para que la persona luche más y se desarrolle. Pero atención: eso tiene un límite. Esta ansiedad debe ser medida para que no se convierta en algo que haga daño, que estrese y lleve más rápido al desánimo y a desistir.
¿Y cómo salir de la rutina?
Los especialistas entrevistados por los periódicos norteamericanos dieron unos consejos muy interesantes:
Desafíese a sí mismo – Usted realiza muy bien un determinado tipo de trabajo. De repente, su jefe lo manda a hacer algo diferente a lo normal. “No soy la persona indicada para eso”, es la respuesta que usted da. Pero, ¿ya probó intentar hacer lo que le fue pedido antes de quejarse? Muchos encontraron nuevas habilidades delante de esos desafíos o incluso, otras formas de llevar a cabo el trabajo de siempre. Parece poca cosa, pero esto hace mucha diferencia en todo.
Dé un paso a la vez – Cuidado. Se requiere un esfuerzo para evolucionar, pero demasiado esfuerzo puede agotar sus energías antes de tiempo. Respete las etapas de un proyecto, de un negocio o de un curso. Si las fuerzas se terminan antes de tiempo, los problemas parecerán ser más grandes y la tendencia es de volver a la zona de comodidad anterior, sin evolución.
La zona de comodidad en sí no es la villana – Todos necesitamos períodos con menos estrés, con menos presión, para reponer energías y analizar los próximos pasos a dar. Son pausas estratégicas. Esos puntos de detención, que para cada persona cambian en intensidad y duración, son necesarios. No es la zona de comodidad la que es peligrosa, sino el quedarse preso en ella y no salir más o en el momento adecuado.
Huya de las excusas – “No tengo tiempo” es la falsa justificación para muchos de nosotros que queremos hacer algo, pero que no queremos esforzarnos para conseguirlo. El tiempo hoy en día es raro y caro, pero utilizándolo de una forma inteligente muchos lograron volver sus vidas más progresivas e interesantes.
Piense en las ventajas – Una vez que usted logró salir de una situación aparentemente confortable y evolucionó en algún aspecto de su vida, será más fácil vencer las nuevas zonas de comodidad que aparezcan más tarde – y sin duda aparecerán, pero sabrá identificarlas y también qué hacer.
No caiga en la tentación de la “rutina” – Todos los días, usted realiza determinado camino para llegar al trabajo. ¿Ha pensado alguna vez en tomar otro para llegar al mismo lugar? Salir de esa pequeña rutina puede proporcionar buenas sorpresas. Siempre que usted actúa de esta manera, enfrenta los bloqueos mentales que viven diciéndole que no haga nada. Así, enfrentar las zonas de comodidad se convertirá en un hábito.
“La comodidad ya me molestaba”
“Las oportunidades surgen disfrazadas de problemas aparentemente insuperables.” Este es el mensaje que la periodista brasileña Tais Gomes puso en su perfil de Skype y que tiene todo que ver con ella.
Era el 2013. No había nada de malo en la vida de Tais, al menos, no parecía estarlo. “Estaba todo muy bien en mi vida, pero eso en cierto modo comenzó a molestarme. Casi no tenía de qué quejarme. Estaba rodeada por el cuidado y el apoyo de mis padres, un trabajo que realmente amaba y grandes oportunidades que estaban surgiendo en mi carrera. Cualquiera que me mirara supondría que sería un tipo de exageración el intentar cambiar algo.” Pero no es solo quién está por debajo que debe indignarse.
La joven se desafió: decidió realizar un intercambio en Canadá para, entre otras cosas, mejorar su inglés. “Fue necesario cierta obstinación para seguir adelante. Sabía lo mucho que la experiencia enriquecería mi vida personal. Lo primero que pensé fue: ‘si no tengo el coraje de dejar un trabajo que me encanta, tampoco seré capaz de cambiar de país.’ Así que dejé mi trabajo. Una parte de mi me incentivaba a ir en pos de lo nuevo y la otra me desafiaba diciéndome que no tendría el coraje para hacerlo, que hasta el último momento, si surgiese otra propuesta, yo desistiría. Fue extraño y hasta un poco asustador para mí cuando ignoré todos esos pensamientos, cerré un paquete de ocho meses, marqué una fecha y compré los pasajes. Listo. ¡Ya estaba hecho!”
¿Desafío superado? En realidad, solo estaba comenzando. “Cuando por fin llegué a Canadá, me encontraba en la calle hablando sola. Boba como un niño, toda llena de orgullo por haberlo logrado. Pero luego descubrí que llegar era la parte más fácil y entonces el pecho lleno de orgullo luego se marchitó. Comprendí que ya no era un viaje, sino la vida real.”
Además de esto, vino la tentación. “Llegué a Vancouver sin conocer absolutamente a nadie. Y enseguida me encontré negociando el precio de un alquiler, arreglándome sola con el idioma, realizando diferentes tipos de trabajo para poder mantenerme. Confieso que muchas veces pensé en regresar corriendo a casa. Pero solo era la presión. El miedo a intentar. ¿Cómo podría volver a la zona de comodidad después de haber salido de allí?”
La propia lucha le enseñó. Pero vinieron nuevas tentaciones. “Me fui adaptando, hice amistades, cambié mi pasaje de regreso, extendí mi visa y ahora estoy hace casi un año aquí. Hoy en día, a pesar de todas las luchas y la añoranza de la familia, veo que la decisión no la podría haber tomado en un mejor momento. Maduré mucho, conocí a gente de diferentes países, escuché historias sorprendentes, estuve en lugares que nunca hubiese imaginado. Y todo porque me arriesgué. Si no hubiese venido, nunca sabría si hubiera funcionado o no. Después de que usted se supera a sí mismo, ve a los desafíos de su alrededor como algo temporal, algo con lo que ya sabe cómo lidiar.”
Tais vuelve en diciembre de este año a San Pablo – más madura y con un inglés mucho mejor. Dejará de extrañar a su familia y a sus amigos, les contará a muchos sus experiencias, comenzará a cosechar los frutos de haber usado la indignación a su favor, y por supuesto, ahora sabe que es capaz de enfrentar los desafíos, y de los grandes. ¡Qué venga el próximo!
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