Muchos intentan cambiar, lo logran por un tiempo, pero después vuelven nuevamente al error. Se consideran eternos esclavos de sus comportamientos incorrectos. Es el caso de Larissa, que nos escribió:
¿Y cuando hay algo en usted que no lo deja cambiar? Por mi relación yo ya decidí cambiar varias veces, y desistí en todas… quedando amargada, sintiéndome sin Dios en mi vida, engañada, confusa y muchas veces incluso dudando de mis sentimientos por mi compañero…
Yo quiero persistir…
Pero tanto yo como él estamos cansados de tantas veces que decidí luchar y duró solo un mes…
¿Debo desistir de cambiar? ¿O es porque no tiene que ser?
Larissa, yo diría que parte del problema reside en su motivación para cambiar: “Por mi relación yo ya decidí cambiar varias veces…” Usted no debe intentar cambiar por su relación. Su principal razón debe ser cambiar por usted misma. Cambiar porque reconoce que debe ser una mejor persona. Punto final. Con su compañero o sin él, usted necesita mejorar. Este es el primer paso.
Pero lo que Larissa y muchos como ella necesitan entender es que hay algo que la Biblia llama “espíritu de error” (1 Juan 4:6). Espíritu aquí se refiere a una fuerza emocional, espiritual y psicológica que actúa en algunas personas para conducirlas al error. La sensación es que la voluntad de equivocarse es más grande que la voluntad de cambiar. Es por eso que Jesús dice que quien vive pecando es esclavo del pecado (Juan 8:34). Es exactamente eso: la persona se siente una esclava, sin fuerzas para resistir.
Cuando ese espíritu de error está actuando en la persona, no sirve la fuerza de voluntad, los conocimientos, ni la buena intención de terceros en querer ayudar. Ella tiene que enfrentar a ese espíritu a nivel espiritual. Usted jamás logrará vencer a un espíritu con armas humanas.
Si usted quiere dejar de equivocarse y no lo logra, necesita considerar que sus comportamientos equivocados pueden estar siendo influenciados por ese espíritu. Y entonces buscar ayuda espiritual.
Es por eso que la Terapia del Amor es esencial para quien realmente quiere cambiar. Ella combina la enseñanza y el poder de la fe que da todas las fuerzas para cambiar.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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