Ella se retoca el alisado progresivo cada tres meses y ya renovó el plan semestral del gimnasio. En nombre de la dieta de los puntos para abandonar el jeans talle 42 que termina con su auto estima, en la cena, prepara aquel batido que promete efectos tan fantásticos como las formulas mágicas. Antes de dormir, se pasa crema anti-celulitis y, si todavía no hizo cirugías plásticas, sueña con que un día va a levantarse la nariz, colocarse silicona y sacarse algunos gramos de grasa.
Ese dilema femenino, digno de un stand up, sería cómico si no fuese trágico, intrascendente y cada vez más común. Pero la pregunta es: ¿por qué la mujer que grita por la independencia está cada vez más intolerante con ella misma?
Insatisfacción femenina
El cuerpo está en auge. “Alta cotización, alta producción, alta inversión: alta frustración”, No es por casualidad que la cantidad de cirugías plásticas y procedimientos estéticos haya aumentado tanto en este último tiempo.
Según investigaciones de 50% de las mujeres están insatisfechas con su cuerpo. Para llegar a esa conclusión, 2.565 mujeres fueron entrevistadas. Al mirarse en el espejo, se sentían incómodas con pequeños “defectos”. Al expresar qué les gustaría cambiar (o de qué les gustaría librarse) 58% citaron la panza, 33% los senos y 17% se amargan al acordarse sus muslos. No es sorprendente el hecho de que el 55% se declaran infelices con el peso y que el 38% temían los peligrosos pocitos de la celulitis.
Una investigación publicada en la revista British Journal of Developmental Psychology sobre ser delgada a cualquier precio mostró que casi la mitad de las niñas con edad de entre 3 y 6 años (usted no leyó mal) se preocupa con el peso y tiene miedo de engordar. Ese dato es preocupante, pues muestra que, por tener como referencias actrices y conductores infantiles que son delgados, desde temprano están propensos a desarrollar algún desorden de alimentación y a quedar presos a un padrón irreal de belleza.
Muchas mujeres no miden esfuerzos para encuadrar en este estereotipo, que apenas 1% de4 la población mundial logra alcanzar, y por no alcanzarlo terminan anulándose. La joven Nataly Lopes, de 25 años, fue una de ellas. “Siempre creí que mis amigas eran más bonitas que yo. Entonces no me sentía motivada a arreglarme. Alimentaba un complejo de inferioridad inmenso”, recuerda. Su mayor problema era el peso, pero ella andaba a contramano de la desesperación femenina. “Me creía muy delgada, no me valoraba”, relata. Sin embargo logré vencer ese obstáculo con una táctica personal. “Como aquello no me llevaba a nada, pasé a auto motivarme. Descubrí que existía una mujer poderosa prisionera dentro de mí y que necesitaba salir. Hoy, no hay nada que me condene o que me haga gustarme menos.”
Sin embargo, no somos las únicas que nos sentimos en duda. Cuando vemos a las celebridades increíblemente lindas, no imaginamos que ellas también tiene algunas inseguridades en cuanto a la apariencia. Incluso la top Gisele Bündchen ya declaró en una entrevista que cree que su nariz es extraña.
Como vemos, las “neuronas femeninas” pueden alcanzar a cualquier mortal. El problema es que cuando ellas superan el sentido común y coloca en riesgo nuestra salud y nuestra vida. Lo mejor verdaderamente es vivir sin neurosis. Recursos no faltan: arreglarse el cabello, colocarse aparatos en los dientes para alinearlos, hacerse un lindo maquillaje, usar un look que la valore, iniciar una actividad física orientada a la reeducación alimentaría siempre con orientación médica (revise consejos a seguir). No viva en búsqueda de defectos para condenarse a sí misma y terminar sufriendo consecuencias de esa exigencia excesiva.
Haciendo las paces con usted misma
La mujer se muestra insegura en relación al propio cuerpo cuando tiene vergüenza de él. Póngale un punto final a eso invirtiendo en sí misma y sacando provecho de la moda. Revise algunas prendas y trucos que le pueden ayudar.
Atención, mujeres altas y delgadas: pantalones acampanados son apuestas ciertas y, aunque queden bien con taco bajo, no es necesario abandonar los tacos altos. Los aros y los collares largos le quedarán bien, y también pueden usar y abusar de bufandas y pañuelos.
Las bajitas pueden invertir en producciones de un solo color. Las polleras largas son grandes aliadas, todavía más si tiene un corte recto y color o estampa única. Un consejo de los más antiguos: rayas verticales crean la ilusión de silueta alargada. El mismo efecto es garantizado en la elección de los accesorios: abuse de los collares largos – los de flecos están de moda -, pañuelos sueltos cayendo en puntas verticales. Los zapatos altos puntiagudos o los pies medio desnudos. Solo evitar abrigos muy por debajo de las rodillas.
Las mujeres con sobrepeso o con caderas anchas deben dar preferencias a blusas que cúbranlas caderas. Evite la ropa suelta y dele vacaciones al negro eterno: apueste también al bordó. Los vestidos en modelo cashmere de color oscuro o con estampados pequeños son amigos en este momento. Si la duda es el modelo de pollera, invierta en el evasé. Llame la atención hacia el rostro, los hombros y el cuello con un escote en “U” y termine la producción con un maxi collar. Regla general: las mujeres con senos grandes deben evitar adornos y no superponerse un cinturón más.
Las delgadas son privilegiadas en cuanto a las apuestas en polleras plisadas y blusa con adornos. Los pantalones de sastrería, más allá de elegantes, muestran que usted es una mujer actual. No se olvide de abusar de los estampados, aplicaciones, encajes, tejidos desgastados y todo lo que amplía.
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