María Adelaida Juárez llegó a la Universal con depresión, estaba muy triste, hasta había intentado suicidarse porque no encontraba una salida. “Mi hijo estaba con muchos problemas, se encontraba enfermo del corazón. Le habían realizado un trasplante pero los médicos no me daban ninguna garantía de que fuera a vivir mucho tiempo por su enfermedad. No le crecía la caja torácica y sí el interior, era desesperante. Solo hubo tres de estos casos en Argentina, dos murieron y mi hijo estaba luchando por su vida.
Ante ese panorama no tenía fuerzas para luchar, pero cuando llegué a la Universal encontré lo que necesitaba para pelear por la vida de mi hijo. Aprendí a usar la fe inteligente en los propósitos y en la Hoguera Santa, de esa manera mi vida y la vida de mi hijo fueron cambiando. Él fue totalmente sanado y yo cambié interiormente. Pasé a tener ganas de vivir, comencé a tener proyectos, pude ver que un futuro diferente era posible gracias a Dios”.
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