Las desigualdades extremas contrastan con las grandes riquezas naturales que existen en Sierra Leona. El país fue desbastado por 11 años de guerra civil y posee una población debilitada por el esfuerzo de sobrevivir a tantas adversidades. Igualmente es un lugar que persiste en el intento de no caer ante las desgracias. Sierra Leona es sinónimo de fuerza, y no solamente por la resistencia en medio de tantos contrastes, sino por la certeza de que días mejores vendrán.
La localidad está entre las mayores productoras de diamantes del mundo. A pesar de que la piedra preciosa sea el símbolo de riqueza y fortuna, el lugar es uno de los más miserables del planeta. Durante muchos años, se estacionó en el último lugar de lista de países con el peor Índice de Desarrollo Humano (IDH). Actualmente, ocupa el puesto número 183, cuando la lista en total tiene 187 puestos, y permanece entre los cinco que poseen el peor índice.
Aunque no figura en el último puesto del ranking, el país aún vive en una condición inferior a la de diversos países alrededor de mundo. Sierra Leona también posee una de las peores tazas de expectativas de vida en el mundo: 57 años. Cuando en Latinoamérica la esperanza de vida es de 74 años.
Ninguno de esos obstáculos fue suficiente para quitarle la valentía y la determinación de Walker Mugesani (en la foto de al lado). Él es pastor de la Universal y llegó a Sierra Leona hace casi dos años, para realizar un trabajo de evangelización en ese lugar, al lado de sus esposa, Caroline Mugesani. Walker sabía que las dificultades no serían pocas. Al fin, en un país pos-guerra, los restos no desaparecen de un día al otro. El conflicto terminó en el 2002, pero las marcas aún permanecen.
Walker conoce de cerca los problemas enfrentados por la población día tras día. “Son muchos, pero los peores son económicos. Aunque es uno de los mayores exportadores de oro, diamantes y minerales, no existe estructura económica. Las personas viven de lo que venden y el salario mínimo es casi de 250 mil leones, que representa aproximadamente US$ 59.03 dólares, explica.
Entre tantos desafíos, él también destaca las dificultades en el habiente familiar. “El divorcio aquí es algo natural. Por causa de la tradición musulmana, la poligamia es libre. El pueblo sufre mucho espiritualmente”, completa. Se estima que el 60% de la población es musulmana, el 30% cristiana y el 10% de religiones de orígenes indígenas o tribales.
La Universal
Desde que se instaló en la ciudad de Freetown, la capital de Sierra Leona, la Universal ha crecido en el país. La primera iglesia fue instalada en Campbell Streer, en el barrio de Tower Hill. Hoy, el lugar abriga la sede nacional de la Universal, que también cuenta con otras tres direcciones en la ciudad. Walker refuerza que las consecuencias de los conflictos aún permanecen. Y ellas no son solamente físicas, sino estructurales.
“Hay personas mutiladas. Muchas perdieron partes del cuerpo, hay mujeres que tienen sus rostros desfigurados. La guerra duró casi 11 años, por causa de la exportación de los diamantes, eso trajo grandes consecuencias. La infraestructura, por ejemplo, es escasa. Fue difícil encontrar un lugar para comenzar el trabajo de evangelización”, cuenta el pastor.
Antes de que le problema se cierre totalmente, un problema de gran proporción en cuanto a una la guerra llegó a Sierra Leona para desbastar aún más la situación. La epidemia del virus de la ébola, que lastima a África occidental desde marzo de este año, y ya dejó más de 7.518 muertos, según el reciente boletín divulgado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 22 de diciembre. Sierra Leona, juntamente con Guinea y Liberia, son los países con peores brotes registrados en todo el mundo.
De acuerdo con el material publicado por la agencia de noticias Reuters, las tasas de infección son las mayores en Sierra Leona, que ya responde por más de la mitad de los casos de contaminación por el virus. Hasta el cierre de esta edición, estaban confirmados 19.340 casos en todo el mundo, desde la existencia del primer diagnóstico.
Epidemia
El pastor explica que la situación es grave. “Algunas personas descubren que el familiar fue infectado y no lo denuncian, por miedo de que sea aislado en otro estado. Por eso, el enfermo termina contagiando el virus a otros familiares y vecinos. Y eso ha generado un gran problema.”
Escuelas, empresas y hasta hospitales fueron cerrados. Todo el país está en alerta. “Las empresas aéreas no hacen más vuelos hasta aquí, interrumpiendo así la importación de alimentos y medicamentos. Los centros de ayuda provisorios a las personas infectadas ya están llenos. Los familiares no pueden ver a las personas fallecidas, independientemente de la causa de la muerte, pues es necesario que esos entierros sean hechos inmediatamente.”
Incluso con la aparición de la epidemia, el pastor contó que no pensó en dejar Sierra Leona. Para él, la fe es indispensable en ese momento tan delicado. Entre las grandes lecciones aprendidas en medio de tantos desafíos, la confianza en Dios fue la más importante. “Cuando la epidemia comenzó, muchas personas hasta pastores de otras denominaciones huyeron. Pero, ¿cómo podríamos huir y dejar hacia atrás a las personas que creen en Dios, sabiendo que Él nos envió a salvar? Predicar en un país con el corazón musulmán no es fácil, pero Dios no desampara.”
Fuerza es fe
La misma fe que fortalece a Walker le trajo esperanza a Madame Fatu, una señora que pasó un buena parte de su vida buscando a sus familiares. Durante 37 años, ella enfrentó una dolorosa lucha. “Mi ex marido se llevó a mis tres hijos, sin decirme dónde estaba yendo”, contó.
Fue en una reunión de la familia que el pastor ungió los ojos de las personas, para que todas puedan ver un milagro. “Yo creí con todas mis fuerzas. Un día, cuando estaba en mi casa, mi hijo apareció. Yo no lo reconocí. Cuando lo vi por última vez, el era un niño. Ahora ya era un hombre maduro. Para mi sorpresa, él dijo que sus hermanos nunca desistieron de encontrarme”, contó emocionada. Madame Fatu es simplemente un ejemplo de superación y de alegría en un país tan sufrido. Es el ejemplo de que, aunque esté delante de las dificultades, es posible tener coraje, fuerza y fe.
Qué es el ébola
Una enfermedad causada por un virus que se contagia por el contacto directo con la sangre, secreciones o fluidos corporales contaminados. No es transmitida por el aire. Los síntomas iniciales incluyen fiebre, debilidad extrema, dolores musculares y dolor de garganta. Con la evolución de la enfermedad en el organismo, el paciente pasa a presentar vómitos, diarreas y hemorragia interna y externa. Se cree que el virus ha surgido entre los murciélagos. Hasta en los días actuales, no existe cura comprobada para la enfermedad.
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