“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado Mi palabra, y no has negado Mi nombre.
He aquí, Yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, Yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que Yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de Mi paciencia, Yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.
He aquí, Yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, Yo lo haré columna en el templo de Mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de Mi Dios, y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de Mi Dios, y Mi nombre nuevo. Él que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” Apocalipsis 3:7-13
La ciudad de Filadelfia se localizaba a aproximadamente a veinte kilómetros del Sudoeste de Sardis. Cerca, entonces de la iglesia de la cual dice el Señor “… que tienes nombre de que vives y estás muerto” (Apocalipsis 3.1).
La ciudad de Filadelfia aún subsiste hoy en día, pero con el nombre turco de Ala?ehir. Fue fundada en el año 189 antes del nacimiento del Señor Jesucristo, por el rey de Pérgamo, Átalo II, que usaba el apodo de Filadelfo, del cual se originó el nombre de la ciudad.
Varios terremotos destruyeron la ciudad, pero siempre fue reconstruida y alcanzó nuevamente la prosperidad. Filadelfia significa “amor fraternal”.
Veamos las características de la iglesia en Filadelfia:
1) Obras
2) Poca fuerza
3) Guardaba la Palabra de Dios
4) No negó el nombre del Señor Jesús
5) Los de la sinagoga de Satanás van a postrarse a sus pies y saber que el Señor la ha amado
6) Guardó la palabra de la perseverancia del Señor Jesús
Las características de esta iglesia muestran su grandeza delante del Señor, pues no hay ninguna censura hacia ella, solo elogios.
Es importante notar que su carácter no estaba inmune a la contaminación de aquellos que tenían fama de vivos, pero estaban muertos. Sin embargo, a pesar de que la iglesia en Filadelfia estaba cerca de aquellos que estaban espiritualmente muertos, se conservó pura y viva delante del Señor.
Al contrario de lo que normalmente sucede, esta iglesia no se dejó contaminar con la situación espiritual de Sardis, por ejemplo. ¿Cuántas personas que alguna vez fueron usadas por Dios hoy son usadas por el diablo, para hacer que otras tantas caigan en la fe?
Las que están cayendo, por el mal testimonio de esas personas, no han perseverado en su fe en el Señor Jesús, pero sí en un hombre carnal. Por eso, también han sucumbido.
En cada identificación que el Señor Jesucristo glorificado da de sí mismo para cada iglesia, muestra los diferentes aspectos de Su Persona y determina la naturaleza de la iglesia a la cual Se dirige.
Para la iglesia en Filadelfia, Él dijo: “… Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre” (Apocalipsis 3:7).
Así, entendemos que la iglesia en Filadelfia tiene poca fuerza, pero Aquel que tiene la llave de David tiene el control del poder para determinar quién entra al Reino de Dios.
Vemos que no importa si la fuerza es mucha o poca, pues esto jamás influenciará en la condición de poder conquistar, mientras que se mantenga firme en el propósito de practicar la Palabra de Dios.
La iglesia en Filadelfia puede representar a aquellos cristianos que, aun debido a su condición de debilidad, sea de orden material y cultural, como la falta de condiciones financieras y conocimientos teológicos; o de orden espiritual, como la falta de los dones del Espíritu Santo, aun así presentan obras a Dios.
Sus trabajos en la obra de Dios casi nunca aparecen delante de los demás; sin embargo, su fidelidad en la obediencia a Su Palabra hace de ellos una iglesia inmaculada e irreprensible delante de su Señor.
La debilidad del hombre de Dios no siempre significa fragilidad, pues también el apóstol Pablo tenía debilidades, inclusive Le pidió tres veces a Dios que se las quitara. Pero el Señor le respondió: “… ‘Bástate Mi gracia; porque Mi poder se perfecciona en la debilidad.’ Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Corintios 12.9).
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