Antiguamente ser hombre era algo muy simple. Usted aprendía dos cosas desde temprano: luchar para defenderse y cazar para alimentarse. Quien hacia eso muy bien, se sentía muy bien. Y se llevaba a la chica a casa.
Ese era el criterio básico cuando el padre consideraba a un muchacho para casarse con su hija. Y ella también. En muchos casos, el amor era secundario. No se escuchaba a las mujeres detallando una larga lista de atributos que querían que tuviera el futuro marido: “Él tiene que ser cariñoso, tener buen humor, le tiene que gustar pasear, tiene que ser romántico, atento, tiene que oler bien, amar a los animales, aceptarme como soy, alzarme en sus brazos cuando esté cansada, notar cuando yo cambie mi pelo, tiene que ser sensible, tener buena conversación, ser amigo, vestirse bien…”, nada de eso.
“¿Puedes y estás listo para protegerme con tu vida? ¿Puedes sustentarme tan bien o mejor que mi padre? Entonces pon un anillo aquí…” Así de simple.
Ser hombre en el siglo XXI ya es otra historia. El mundo cambió. Las mujeres cambiaron. Y muchos hombres aún están con la cabeza en el pasado. El resultado de eso son hombres desplazados, desprevenidos y desacreditados.
Presentando el IntelliMen
Usted ya debe haber entendido que el nombre del proyecto es una unión de las palabras en inglés intelligent (inteligentes) y men (hombres). Elegimos este nombre porque además de sonar como un superhéroe, cosa que todo hombre secretamente aspira a ser desde niño, engloba todo lo que el proyecto aspira: formar hombres inteligentes y mejores en todo.
El proyecto se enfocará en formar hombres mejores, y ese será nuestro lema. Ser hombres inteligentes, nuestra misión. Vamos a caminar juntos, aprender los unos de los otros. Pero espere desafíos. Vamos a desafiarlo a ser mejor en todas las áreas de su vida. Y para ser uno de los IntelliMen, usted nunca podrá huir de los desafíos ni dejar de cumplirlos. Y sobre todo, necesitará el ingrediente fundamental para aprender: humildad. Si usted no reconoce que necesita mejorar, no podemos ayudarlo. Aunque ya sea fuerte y exitoso en muchas cosas, es necesario entender que: “El hombre no prevalece por la fuerza.”, (1 Samuel 2:9).
Se necesitan más que músculos para ser hombre. Carácter, inteligencia y fe son mucho más importantes.
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