Usted debe acordarse de los días escolares, cuando todos se reunían en el patio para formar un equipo de deporte. Los dos líderes de los equipos comenzaban a elegir los integrantes, alternando entre sí. “Fulano, ven aquí”, decía uno. “Beltramo, ven aquí”, decía el otro. Y todos en esa expectativa de estar entre los escogidos, y por supuesto, los mejores jugadores eran elegidos primero y los “peorcitos” quedaban por último. A veces, algunos ni eran elegidos y se quedaban afuera esperando una oportunidad, en el caso de que alguien se lastimara.
Después de un tiempo, los rechazados no aparecían más en el patio. Daban una excusa o buscaban otra cosa para hacer. La vergüenza de quedarse afuera y el sentimiento de rechazo garantizaban su ausencia.
A primera vista, no fueron elegidos. Pero, en realidad, fueron ellos los que no se eligieron. Se excluyeron cuando no le dieron la debida importancia a aquel deporte. Se excluyeron cuando no entrenaron lo mínimo necesario para no pasar vergüenza en el patio. Se excluyeron cuando no mejoraron su juego. La culpa fue totalmente de ellos. Después de todo, era una competencia y no una acción caritativa.
La vida también es así. La vida es una guerra, una total competencia, no una institución de caridad. Usted no se puede quedar esperando que le traigan las cosas en una bandeja. Tiene que correr atrás, buscar la manera, hacer méritos.
Todo el mundo quiere ser escogido. No solo llamado, sino escogido. Queremos ser apreciados en la clase, en el trabajo y en la familia. Los solteros quieren ser elegidos por alguien especial y ponerse de novios – tener una relación exclusiva con aquella persona, y finalmente casarse. “Él/ella me eligió a mí”, es uno de los mejores sentimientos que alguien pueda tener.
Pero lo que sucede con muchas personas es que son ellas mismas las que se excluyen. No entienden que nosotros somos los primeros que tenemos que elegirnos. Si yo no me elijo, si yo pienso que no soy digno o capaz de algo bueno, entonces, ¿por qué alguien me elegiría?
Sus elecciones:
1-Usted puede dejar de aparecer en el patio, no competir más, no intentar más porque se cansó de ser ignorado.
2-O se puede elegir a usted mismo, mejorar su juego, incluirse y aprender con los que están jugando mejor que usted.
Lamentablemente, muchos solteros optan por la primera elección. Viven excluyéndose, pero culpando a A, B y Z por su soledad.
Alguien dijo: “el 80% del éxito está en comparecer.” Si lo hace, puede ser que por un tiempo no sea elegido, pero si no comparece, nadie sabrá que existe, garantizando así que usted nunca será elegido.
Elíjase.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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