En Andhra Pradesh, en la india, un muchacho llamado James, al frecuentar la escuela, un día oyó una historia muy diferente que contaba su profesor en el aula. Ese profesor contó la historia de cuatro amigos que temían a Dios y dijo que tres de ellos fueron lanzados en un gran horno porque se habían negado a adorar a otro dios que no fuese el Dios de Israel. Pero lo increíble es que cuando miraron hacia adentro del horno, aquellos tres muchachos estaban con Uno más. El Cuarto Hombre que estaba allí era el Dios de ellos, que había venido para librarlos de ese fuego, y los tres fueron sacados sin tener ni siquiera olor a humo en la ropa.
¡Qué historia increíble!
Los niños quedaron maravillados. Cada día aquellos alumnos le pedían a su profesor más historias sobre el verdadero Dios.
Ese profesor era cristiano y aprovechaba sus clases para evangelizar a sus alumnos con historias de la Biblia. En aquel momento nacía en ese muchacho James una gran admiración por el Dios de Israel, un Dios sin imágenes, invisible, que en el momento más difícil, Se manifestó para librar a Sus siervos. James, desde entonces, comenzó a creer en Dios y se convirtió al cristianismo, algo prohibido en su país.
En 1998, ya adolescente, buscó una escuela bíblica en su ciudad, deseaba conocer más, perfeccionarse en la fe, y su desarrollo espiritual lo convirtió en un gran hombre de Dios.
Se casó, tuvo su familia. Pero ardía en su corazón el deseo de hacer por los niños de su aldea lo que aquel profesor había hecho por él. Comenzó entonces un gran emprendimiento. Con mucho esfuerzo, estaba construyendo su casa, pero tenía la obstinación de hacer también una casa para adorar a su Dios. Entonces fueron levantados juntos su casa y un pequeño salón al lado de la misma.
Hoy, en ese salón, trae diariamente a los niños pobres de su aldea para que reciban una deliciosa comida que su esposa Vasundhara prepara con mucho cariño. Y durante las comidas les enseña la fe en su Dios, como un día hizo su profesor.
Realiza ese trabajo hoy con alegría. No tiene una denominación para frecuentar. No recibe ayuda de nadie, nada además de lo más precioso, que es su comunión con Dios. Sube con su familia todos los días a la montaña de su aldea y allá meditan en la Palabra de Dios, mientras disfrutan de un bello paisaje de la naturaleza creada por Él.
Así ha sido la rutina de James, el joven predicador de los niños necesitados en una aldea olvidada en India. Aun con dificultades, él mantiene la esperanza de que un día las cosas mejoren. No piensa en los obstáculos, en las dificultades. Conoce la responsabilidad que hoy tiene con poco más de 30 niños carenciados que se levantan todos los días con la esperanza de recibir una comida y las más preciosas enseñanzas de la fe.
Esta es la historia de James, de 30 años, que vive en Guntur, en India, con su esposa Vasundhara, y sus hijos en la fe.
Colaboró: Elizélia Jardim