Por lo demás, hermanos,
TODO lo que es verdadero,
TODO lo honesto,
TODO lo justo,
TODO lo puro,
TODO lo amable,
TODO lo que es de buen nombre;
si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
sea eso lo que OCUPE vuestro pensamiento. Filipenses 4:8
Mucho hemos hablado de la gran necesidad de obedecer a la Palabra de Dios.
Tratándose de obediencia, no podemos escoger lo que queremos obedecer.
¡U obedecemos u obedecemos!
El apóstol Pablo nos hace una recomendación muy difícil de practicar, principalmente en los días de hoy, pero no imposible.
Él nos orienta en qué debemos pensar.
La mente es un espacio vacío que constantemente es visitado.
Nuestra obligación es seleccionar quién la ocupará o no.
Usted jamás aceptaría convivir en su casa con alguien que le es nocivo. De la misma manera, no podemos mantener pensamientos que nos son perjudiciales.
Porque son esos pensamientos los que neutralizan la fe, y sin fe es imposible agradar a Dios. Es un verdadero bombardeo 24 horas por día, 7 días a la semana, 31 días al mes, y así sigue.
Pero es en el Ayuno de Daniel, donde les damos lugar solamente a los pensamientos que coadunan con los Pensamientos de Dios. La verdad es que todos aquellos que quieren agradar a Dios, con certeza reconocen que este ayuno debería formar parte de nuestro día a día, de la misma forma que el Pan nuestro de cada día.
Resumiendo: El Ayuno de Daniel vino también para ayudarnos a practicar lo que era impracticable.
Colaboró: Obispo Djalma Bezerra