“El Líbano necesita ayuda.”
Esas fueron las palabras del primer ministro libanés, Tammam Salam, al declarar su preocupación por los ataques que el Estado Islámico viene efectuando en la frontera del país.
A pesar de abrigar a casi 1,5 millones de refugiados palestinos y sirios, el país también sufre con violencia los conflictos geo-religiosos que envuelven sus vecinos Sirios e Israel. El propio Líbano aún vive los restos de intensos conflictos, como la Guerra Civil (1975-1990) y la Guerra Israel X Hezbolá (2006).
La deuda externa del país, por ejemplo, es la cuarta más alta del mundo, siendo agravada por el aumento de refugiados. Mientras eso, aproximadamente el 28% de la población vive abajo de la línea de la pobreza (datos ONU – 2012). Todo eso contribuyó a un país que intenta desarrollarse colectivamente, pero aún se encuentra con miedo y las cicatrices de cada ciudad.
La ayuda que el Líbano necesita
La Universal asume la misión dada por Jesús hace 2 mil años: llevar Su Palabra a los confines del mundo. Por eso, ya está presente en casi 100 países y lista para desembarcar en el Líbano, territorio bíblico en el que el 40% de la población es cristiana.
“El espíritu que llevo al Líbano es el de dar a las otras personas la oportunidad de conocer nuestro trabajo, es el de salvar vidas”, Afirma el responsable por el trabajo que será realizado en el país, el pastor Fabrício Isaac. “Vamos a lograr mostrar el Dios en el cuál creemos, el Dios que hemos predicado y enseñado a las personas.”
El propio pastor Fabrício tuvo su vida transformada por medio del centro de Ayuda de la Universal, cuando vivían en los Estados Unidos. Dependiente químico, él sufrió dos sobredosis y solo se liberó del Vicio cuando se entregó a Dios.
“Yo había tocado el fondo del pozo y, por eso, anhelaba mucho una salida. Ya había intentado algunas veces, pero el vicio era mucho más fuerte. Dejaba durante 1 mes o 2, pero después las recaídas eran mucho peores. Cuando llegué al Centro de Ayuda, me entregué totalmente. Cuando vi que lograría transformarme en otra persona, comenzó a nacer en mí el deseo de ayudar, también, a otras personas.”
Ese deseo lo llevó a ser obrero y después pastor, y hoy lo lleva al Líbano, después de dejar los Estados Unido y pasar por España y Portugal. “Aún siendo un país donde han ocurridos varios conflictos y masacres, eso no me intimida. Por lo contrario. Es allí que están las personas que sufren y nos necesitan. Si el Centro De Ayuda no hubiese salido de Brasil hacia los Estados Unidos, yo nunca habría tenido la oportunidad de haber conocido su trabajo, de haber transformado mi vida e, inclusive, ahora podría estar muerto. Es ese el espíritu que lo llevó al Líbano.”
(*) Colaboración Folha de Portugal
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