De repente, los amigos comienzan a casarse y a tener hijos. Los primeros cabellos blancos aparecen y el pasar de los años puede ser percibido en las líneas de expresión alrededor de los ojos. Para muchas personas, la llegada a los 30 años de edad es un periodo de reflexión y cuestionamientos. En esa etapa, pueden surgir dudas sobre temas como el matrimonio y la vida profesional.
En el caso de la inglesa Rachel Gow, 29 años, la dificultad en lidiar con el hecho de no estar casada y no tener hijos llegando a los 30 años motivó una tragedia: ella quitó su propia vida en noviembre del año pasado, dos meses antes de su cumpleaños. Las investigaciones apuntan que Rachel estaba mal por no haber concretado el sueño de casarse y creía que sus hermanos se habían desarrollado mejor en la vida que ella, de acuerdo con el reportaje del diario Daily Mail.
Rachel trabajaba como administradora en un hospital y tenía novio, Anton Tsvarev. La joven era descripta por sus conocidos como una persona “extrovertida”, pero comenzó a enfrentar dificultades después de la muerte de su madre, en 2011. Según las averiguaciones policiales, Anton afirmó que Rachel estaría triste a causa del aniversario de la muerte de la madre. “Ella creía que la vida no era como la había planeado”, dijo Anton. Él incluso reveló que la joven era insegura y tenía miedo de que la relación de los dos llegase al fin.
¿Crisis?
La historia de Rachel nos lleva a preguntar: el sufrimiento provocado por la llegada a los 30 años ¿sería capaz de motivar un acto tan extremo como el suicidio? El psicólogo y escritor Alexandre Bez explica que es común tener dudas y ansiedades en ese periodo, pero eso no es motivo para que alguien se quite la propia vida. El especialista evalúa que la muerte de Rachel puede haber sido motivada por un historial de depresión. “Ella habrá estado depresiva hace algún tiempo. Pero el suicidio puede haber sido motivado por algo externo, o sea, algún acontecimiento terminó destruyendo una fantasía que ella tenía y no logró lidiar con la realidad.”
Aunque el caso de Raquel sea una excepción, Alexandre Bez afirma que muchas personas enfrentan angustias al llegar a los 30 años. El malestar puede ser provocado por el miedo de quedarse solo, por el exceso de la carencia emocional, por presiones provocadas por amigos y familiares o incluso por el deseo de mostrar una determinada imagen a la sociedad. “Es importante intentar percibirse y concientizarse para huir de la desesperación. Hay personas que se casan por impulso en esa etapa solo por demostrárselo a la sociedad. Otras se comparan con las amigas casadas porque su nivel de vacío es tan grande que ellas creen que van a compensar eso con el matrimonio” dice Alexandre Bez, que es especialista en relaciones en la Universidad de Miami.
Presionada por la familia
María Jose Andreata Gosevkis, 54 años, siempre tuvo el deseo de casarse. Sin embargo, a medida que los años fueron pasando, el sueño de la juventud fue transformándose en exigencias de parte de los amigos e incluso, de la familia. “Mi padre me comparaba a una tía que nunca se casó y decía que yo sería una mujer frustrada. La exigencia era muy grande. Usted se mira en el espejo, ve las marcas apareciendo en su rostro y es triste.”
Para evitar la angustia, ella cuenta que se apegó a la propia fe. “Yo no dejaba que la ansiedad dominara mi corazón y creía que la bendición de Dios llegaría en el momento correcto.”
El 8 de noviembre de 2003, María José se reencontró a un antiguo compañero de trabajo: el pastor Eduardo Gosevskis. Él había vivido en África por varios años, pero, después la muerte de la primera esposa, volvió a Brasil. Después de aquel día, María José y el pastor Eduardo nunca más se separaron. “Dios me dio exactamente lo que deseaba: un hombre con carácter, una persona mansa, que tiene temor de Dios.” El casamiento sucedió el 30 de abril de 2004, con derecho a vestido de novia y al ramo.
El primer paso
La “Terapia del Amor” citada por los diversos entrevistados es una conferencia dedicada al fortalecimiento de la vida sentimental y ocurre semanalmente en cualquier Universal en todo el país. El obispó Domingos Siqueira, que forma parte del equipo de los conferencistas de la “Terapia del Amor” en el Templo de Salomón, en San Pablo, dice que la terapia ayuda a controlar la ansiedad. “La persona aprende a confiar en Dios y a colocar la vida sentimental ante de Él. Las orientaciones que la persona va a recibir sacan toda la ansiedad y el Espíritu Santo hace que ella confié que su momento llegará.”
La Terapia del Amor se realiza los jueves a las 16 y 20h en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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