¿Cuántas veces usted ya se arrepintió de lo que dijo o de la forma cómo sus palabras sonaron? Quizás haya sido incluso por escrito, en un comentario en las redes sociales, por ejemplo. Son diversas situaciones en las que usted no ha logrado transmitir su real intención o simplemente no fue comprendida.
Eso es muy común entre nosotras, las mujeres, que por lo general somos más impulsivas que los hombres, y terminamos diciendo todo lo que nos viene a la mente, sin que nos importe el lugar, el momento o con quien estamos hablando.
La psicóloga Majory Fernandez Borges cuenta que el problema es muy común. “Muchas han llegado a los consultorios tristes, llenas de sentimientos ambiguos sobre sí mismas y sintiéndose extremadamente frustradas a causa de un problema derivado de la mala utilización de las palabras.”
Algunas mujeres también se ponen en situaciones vergonzosas y que generan roces cuando entran en conversaciones en las que no deberían involucrarse. Un ejemplo clásico de eso, es cuando muchas dan opiniones en una conversación sin conocer todos los hechos de la historia.
La psicóloga también señala que hablar en el momento de cólera puede traer consecuencias muy desagradables para cualquier relación. Además de tener el control de lo que decimos, saber oír es una importante herramienta para quien quiere tener una buena comunicación.
Otro consejo importante es tener en cuenta el hecho de que nadie es dueño de la verdad absoluta o de que siempre tenga la razón, y que el respeto por la opinión de las demás personas es el principio de la buena convivencia. “Usted no necesita mostrar que siempre tiene la razón. El silencio puede demostrar más fuerza de su parte y volverá sus ideas más valoradas”, aclara Majory.
Además, pensar antes de hablar y buscar palabras que definan bien lo que está pensando y sintiendo puede hacer una gran diferencia en esa relación desgastada por la falta de entendimiento.
Vea a continuación algunos consejos que Renato Cardoso publicó en su blog y que podrán ayudarla a controlarse.
1. No diga todo lo que le viene a la cabeza. La sinceridad tiene un límite. Diga solamente lo que piensa, pero no es necesario decir todo lo que piensa.
2. Multiplique ese cuidado por diez en el momento de enojo.
3. No use mensajes de texto (SMS, e-mail, WhatsApp, etc.) para comunicar o discutir temas delicados. Es fácil generar malentendidos. El viejo cara a cara es mucho mejor.
4. Lo que necesita ser dicho, dígalo. Mida sus palabras, pero dígalo, no lo guarde. No sirve que después piense “yo debería haber dicho eso y aquello”. Coraje.
5. En la duda, espere y madure sus ideas antes de hablar.
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