Ninguno de los dos sabe que esta es la víspera de la mayor desgracia por la cual el país ha pasado.
El tercer presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana, viaja en su avión privado acompañado de Cyprien Ntaryamira, presidente del país vecino Burundi. Los dos forman parte de la etnia hutu y dedican sus gobiernos a apoyar a sus raíces, revolucionando a la etnia tutsi, también fuerte en ambos países.
A lo largo de casi 20 años en el poder, a Juvenal le dieron el apodo de “Kinani”, que en español significa “invencible”. Sin embargo, ni él ni su compañero se podían imaginar el caos que se acerca a Ruanda. El avión en el que están es atacado y derribado, ninguno sobrevive.
Ya al día siguiente, comienza uno de los mayores genocidios de la historia. En represalia por la muerte de ambos, los hutus aniquilan a 800 mil personas, en 100 días, casi todas pertenecientes a la minoría tutsi. Un promedio de 8 mil muertes por día.
El despertar de la fe y el amor
Veinte años después del genocidio de Ruanda, es posible encontrar las heridas todavía cicatrizándose. La pobreza y la precariedad de la salud y de la educación están presentes en todo el país. Aunque el Frente Patriótico Ruandés (FPR) haya logrado el poder solo 3 meses después del dominio de extremistas hutus, muchas veces se tiene la impresión de que el 1994 aún no ha terminado.
El miedo a otros ataques étnicos extremistas, que frecuentemente se producen en África, impide que se realicen “aglomeraciones” en lugares públicos. Es decir, cualquier tipo de discurso o presentación que reúna a personas está prohibido.
“Usábamos los megáfonos, pero el gobierno nos lo impidió. El gobierno aquí prohíbe todo tipo de movimiento y aglomeración de las personas, debido a la fragilidad de dos tribus que fueron responsables por el genocidio”, explica Miguel Mafumisse, pastor responsable por la evangelización de la Universal en el país. “Pero no nos detenemos. Ahora usamos folletos. También tenemos una radio, que es muy escuchada diariamente y trae a muchas personas a la Universal.”
La Iglesia está presente en el país desde 2009, pero solo fue oficializada en diciembre del 2013. Menos de 1 año y medio después, ya inauguró su segundo templo. El pastor Miguel explica: “Aquí las personas llegan con enfermedades incurables, en la miseria, hay mucho desempleo, desesperación total, familias destruidas y llenas de odio, porque el genocidio de 1994 dejó a todas las familias divididas y muchos huérfanos. Cuando llegan a la Universal, encuentran fe y amor para resolver sus problemas y para tener un verdadero encuentro con el Señor Jesús.”
Renacidos
Aproximadamente 500 personas concurren a la Universal en Ruanda. Además de estas, la Palabra de Dios llevada por la Universal también alcanza a los sin hogarque son frecuentemente ayudados y se visitan a los niños que se encuentran en orfanatos. Con el trabajo social, la Universal conquista la confianza de los ruandeses y atrae a más personas.
El matrimonio de Jean Marie Vianney y Uwimana forman parte de las personas que llegaron a la Universal en la búsqueda de cambios. En este caso, después de un accidente de trabajo de Jean, la familia ya no podía sostenerse. Abandonada, pasó por muchas dificultades. Ni siquiera la hija de la pareja, que ya había cursado la universidad, conseguía empleo.
“Tuvimos problemas para la recuperación de mi marido, porque fue operado en la cabeza y no podía moverse”, recuerda Uwimana. “Así llegamos a la Universal. Por esos problemas comenzamos a orar, a participar de las cadenas de oración por la vida económica y la sanidad.”
En poco tiempo, la hija de la pareja encontró un buen empleo, el marido se recuperó y la empresa donde Jean tuvo el accidente indemnizó a la familia.
Hoy ellos forman parte de los que llegaron a la Universal sufriendo, recuperaron la fe y ahora dan testimonio de la grandeza del Poder de Dios.
Si usted también está enfrentando dificultades y le gustaría experimentar la grandeza del Poder de Dios, participe de una reunión en la Universal más cercana a su domicilio. Encuentre las direcciones ingresando a www.universal.org.ar/direcciones.
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