Volver en el tiempo, aunque sea por algunos instantes. Cuando se da esa posibilidad, no estamos hablando de una máquina que llevaría al hombre de vuelta a un momento que ya pasó, sino de una condición que haga a una persona cuestionarse y tener la oportunidad de arrepentirse y de corregir el error que cometió.
El norteamericano Louie Amundson, en una conversación con su hija de tan solo 10 años, fue cuestionado, por ella, si algún día ya había cometido bullying contra alguien. Fue en esa condición que la memoria de Amundson volvió inmediatamente a una época específica de su pasado escolar, y le dio a su hija una respuesta positiva. Sí, ya había hecho eso antes, hace aproximadamente 20 años. Y a partir de allí, una historia que parecía terminar, tendría otro final.
La víctima
El diseñador Chad Michael Morrisette, de 34 años, durante parte de la adolescencia, sufrió constantemente con persecuciones, insultos y amenazas venidas de otros compañeros de la escuela en la que estudió hasta los 15 años. Él llegó a mudarse de una pequeña ciudad da Alaska, donde vivía, y esa etapa incómoda de su vida quedó adormecida; hasta hace pocos días atrás.
Amundson y Morrisette eran compañeros de la escuela – y de bullying, siendo que el primero era el agresor y el segundo la víctima. En el inicio del mes de mayo de este año, después de la conversación su hija, Amundson buscó a Morrisette, por medio de una red social, para enviarle un mensaje con el pedido de disculpas. Según el agresor, él estaba arrepentido por lo malvado y malo que fue en aquella ocasión. La víctima, de inmediato, no recordó al agresor, pero sí a las agresiones y quebrantado llegó a llorar. Sin embargo, pocos días después, logró responderle el mensaje y perdonar a su remitente.
La fuerza del perdón
Amundson, delante de la pregunta de su hija, tomó consciencia de que lo correcto sería pedir perdón por todo el trastorno que un día provocó en la vida de Morrisette, incluso sin tener la seguridad de que él recordaría de lo ocurrió y lo perdonaría. Morrisette podría haber ignorado el mensaje, pero aquella situación despertó en ambos algo muy importante: la fuerza del perdón.
Morriesette declaró que había bloqueado en su memoria ese episodio de su vida y todo el sufrimiento que le había causado cuando era muy joven. Pero se sorprendió al recibir el mensaje con el pedido de disculpas, después de tanto tiempo, el único pedido de perdón que recibió de sus agresores en 20 años. Él insistió en pedirle a Amundson que le contase a su hija que ahora estaba todo bien, algo muy importante para el agresor, pues, a pesar de no poder pagar lo que hizo, tuvo la dignidad para cumplir su deber de pedir perdón y aún mejor, ser perdonado.
“El perdón es de Dios”
Vea lo que el obispo Edir Macedo relata en su blog sobre el perdón: “Si fuese tan simple, con seguridad, el Señor Jesús no lo pondría como algo obligatorio (Mateo 6:14-15), ni que hay que perdonar cuantas veces fueran necesarias (Mateo 18:22).El perdón es de Dios; el rencor o el resentimiento son del diablo. El perdón salva, libera, cura, transforma, en fin, identifica algo Divino.”
Si usted necesita pedirle perdón a alguien, incluso por algo que haya ocurrido hace décadas atrás, hágalo. Y si usted fue la víctima, acepte el pedido de perdón. Usted jamás se arrepentirá de eso. Pero si usted aún no tiene la valentía para disculparse con alguien o para perdonar a la otra persona, acérquese a una Universal cercana a su domicilio, allí será atendido y orientado por hombres de Dios.
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