¿Qué es lo que usted, lector, piensa cuando oye hablar de la violencia contra la mujer? Para muchos, el término trae a la memoria una imagen de agresión física o incluso, la idea de un ataque corporal. Sin embargo, el concepto es más amplio y las formas de expresión de esa violencia también.
Descalificar, disminuir, gritar, insultar o humillar son actitudes que no provienen de la fuerza física, pero que tienen efectos tan perjudiciales como cualquier acción que agreda el cuerpo de la persona. La violencia psicológica es tan grave y deja marcas profundas. Las consecuencias pueden parecer invisibles a los ojos ajenos, pero son increíblemente crueles y dolorosas.
Lo que sucede es que muchos de esos comportamientos aún son aceptados en nuestra sociedad. La prueba de eso es el resultado de la investigación realizada en sociedad entre el Instituto “Avon” y el “Data Popular”, que mostró que muchos hombres aún ven ciertas actitudes violentas como algo normal o cotidiano.
El estudio intitulado “La percepción de los hombres sobre la violencia contra la mujer”, mostró que 52 millones de brasileros tienen algún conocido, pariente o amigo que ya fue violento con la pareja. Y que tan solo 9,4 % admiten tener ese tipo de comportamiento. La incidencia aumenta cuando se enumeran las actitudes que se configuran como violencia doméstica, sin que ellas sean nombradas de esta manera.
Si se tienen en cuenta los datos del año2014, se verá que en Argentina se recibieron más de 78.333 denuncias sobre actos de violencia de género y el número de atención telefónica al que las mujeres pueden acudir en caso de violencia, recibe un promedio de miles de llamadas diarias, de las cuales el 46% correspondió a pedidos de auxilio ante una situación de emergencia. De las 10.946 llamadas registradas en ese lapso, en ocho de cada diez casos el agresor era el ex o actual pareja de la víctima.
Los organismos defensores de los derechos de la mujer, sostienen que más del 90% de los casos de violencia que sufren las mujeres en el seno de sus familias, es violencia física y psicológica; y casi un tercio de las mismas contienen además amenazas de muerte directa para ellas o algún miembro de su familia.
Otro dato alarmante se dio en la provincia de Buenos Aires donde diariamente se inician un promedio de 14 causas judiciales sobre violencia de género, donde durante todo el 2008 se registraron 27.959 casos, creciendo más del 120 % en relación al año anterior.
Para Sergio Flavio Barbosa, profesor de psicología social, conocer y entender la visión del hombre es importante para poder prevenir, interactuar y erradicar ese tipo de violencia. “Es necesario aproximarse a este hecho, que es un crimen, pero con una mirada interrogativa y, principalmente, aprender cuáles son las reales motivaciones, para preparar una nueva generación de hombres y mujeres que puedan resolver sus conflictos sin el uso de la violencia. Elaborar estrategias de erradicación y de prevención es importante para que los hombres y las mujeres puedan vivir con sus diferencias, sin que ellas generen desigualdades.”
¿Qué es la violencia psicológica?
La ley define a la violencia psicológica como cualquier conducta que causa daño emocional, disminución de la autoestima o que perjudique y perturbe el pleno desarrollo de la mujer.
O incluso, que pretendadegradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones, mediante amenazas, humillación, manipulación, aislamiento, vigilancia constante, persecución, insultos, chantajes, ridiculización, exploración y limitación del derecho de ir y venir o cualquier otro medio que le cause perjuicio a la salud psicológica y a la autodeterminación.
En el afán de combatir el flagelo de la violencia de género, se promulgó la Ley Nº 26.485 de “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, con el objeto de promover acciones positivas que tiendan a asegurar a las mujeres el goce y ejercicio de los derechos reconocidos por la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales sobre la materia”.
Marcas silenciosas
Muchas mujeres pasan por situaciones de agresión verbal durante muchos años. Como nunca sufren violencia física, viven el dolor psicológico sin saber que están siendo agredidas. Carlinda Tinôco Cis, coordinadora del proyecto Rahab, dice que la idea de denominación es una de las principales causas de violencia contra la mujer.
“La violencia doméstica comienza a partir del momento en que usted le grita a la persona. Un marido no tiene el derecho de gritarle a la esposa. Gritar no es normal. Lo normal es un diálogo de forma respetuosa. El hombre que grita quiere mostrar una fuerza que él no tiene. Hace eso para intimidad a la mujer, para sentirse superior”, explica.
SérgioFlávio Barbosa, que también es el coordinador del Proyecto Hombres Autores de Violencia contra Mujeres, resalta que la agresión psicológica o moral es la puerta de entrada para todas las otras violencias, además de ser cruel y silenciosa.
“Ella es perversa porque va minando las resistencias de las mujeres. Es la peor a ser identificada porque no deja marcas visibles y pruebas. Además de invertir el papel de víctima en culpable y del autor de la agresión en víctima. Eso puede ser percibido, por ejemplo, cuando algunas mujeres se sienten culpables por la agresión. Cuando dicen: “¿qué hice de malo para merecer esto?” por ejemplo.”
Compañeros agresores
Wellington Santiago dos Santos, de 27 años, hace una retrospectiva de su relación al contar sobre la etapa turbulenta que vivió con su esposa, Aline Santiago Santos, de 26 años, (los dos en la foto que abre este artículo y en la foto de abajo). “Estamos juntos hace 10 años y casados oficialmente hace 4 años. Soy un ex adicto a los estupefacientes, imagínese cómo es la casa con una persona que sufre ese tipo de problemas”, cuenta.
A los 6 años, la suegra de Wellington murió y Aline pasó a hacerse cargo de su hermana más pequeña. “Aline cuidaba de la casa, cuidaba de la hermana, trabajaba afuera para ayudar con los gastos y, cuando llegaba a la casa, encontraba una persona alcoholizada y drogada. Yo pensaba sólo en mí, no pensaba en la familia que habíamos construido. Nunca la golpee, pero la trataba mal todos los días. La insultaba y la rebajaba. Siempre usaba palabras ofensivas y amenazaba con irme de casa.”
Aline cuenta que, durante un tiempo, creyó que la situación sería siempre la misma. Y que tendría que aprender a con vivir con ella. “Mi autoestima se debilitó y eso perjudicó mi vida personal y profesional. Pasé por un sufrimiento profundo, caí en la depresión”, dice. Ella decidió buscar ayuda cuando las palabras se materializaron. “En una de las discusiones, él me empujó y caí al piso. Allí entendí que algo peor podría suceder.”
Superación
Aline decidió que no quería convivir más con toda aquella humillación y buscó ayuda. Wellington reconoció que para mantener a la familia, necesitaría cambiar. “No teníamos diálogo y hoy sé lo importante que es. No consumo más drogas. Actualmente ayudo a los dependientes químicos a liberarse de los vicios, en la Universal. No pienso tan solo en mí, sino en cómo cuidar a Aline y en cómo ser el proveedor dentro de la casa,” dice Wellington.
¿Por qué actitudes agresivas aún son toleradas?
El profesor SérgioFlávio Barbosa explica que aún hay hombres que ven a las mujeres como objetos o sujetos de segunda categoría.
“Hay varios tipos de violencias que los hombres practican, pues esos tipos están tan naturalizados que ya forman parte de lo cotidiano y de su repertorio. Los hombres están siendo violentos en sus relaciones sin conocimiento. Y las mujeres también están sufriendo violencia sin saber que están en la misma situación.”
Para CarlindaTinôcoCis, la mujer se somete a muchas situaciones por miedo. “A veces, ella lo acepta porque tiene vergüenza de comentarlo a familia o a las amigas. Ella piensa que esa agresiónpsicológica va a pasar y comienza a esconderse detrás de ese problema. A largo plazo, la violencia se transforma en una depresión, en una fobia, una enfermedad somatizada.”
El pasado miércoles 3 de junio en Argentina se realizó una movilización con el propósito de apoyar a las mujeres que padecen de este tipo de violencia. Mariano Tato, especialista en marketing, destacó el carácter inédito de la convocatoria en las redes sociales. Y apuntó que más de 85 millones de personas tuvieron conocimiento del fenómeno.El impacto que tuvo la campaña, promovida con el nombre #NiUnaMenos en internet, fue histórico. “Es la primera vez que ocurre algo así en América Latina”, dijo a Infobae el especialista.
“La violencia contra la mujer aún sucede todos los días en todos los países. Y esa es la más extrema manifestación de la opresión social, sexual y económica global de las mujeres y adolescentes. Tenemos que entender las causas y saber qué hacer para eliminarlas. Eso incluye cambios en la percepción de las masculinidades que promueven la dominación y la agresión a las mujeres” dijo el secretario general de las Naciones Unidas (ONU) Ban Ki-Moo, en un mensaje transmitido mediante un video en el seminario internacional de la cultura de la violencia contra las mujeres realizado en San Pablo.
Es necesario tratar no sólo con los síntomas, sino con las causas, comprender que la violencia no puede ser naturalizada y reconocerla como algo que perjudica, agrede y puede llevar a la muerte. Debe ser combatida y principalmente, dejar de ser tolerada.
¿Usted ya sufrió algún tipo de violencia? ¿Logró librase del problema?.
Y si usted necesita ayuda o conoce a alguien que está pasando por esta situación, entre en contacto por el e-mail projetorahabargentina@gmail.com; Facebook.com/proyectorahabargentina o por teléfono: (011) 5252-4070.
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