La maledicencia es hablar mal de una persona ausente, refiriéndose a alguna falla que haya sido practicada o dicha por alguien que no está presente cuando se habla de lo que ocurrió. Es lo mismo que “hablar a espaldas de alguien.”
¿Cómo actúa la maledicencia?
La maledicencia nos ataca disimuladamente, pues hablamos con una indignación “santa” de las otras personas. El maldiciente está equivocado, no ve que es mucha hipocresía decir que “odia el pecado” cuando está pecando por odio al pecado. Piensa estar celando por las cosas de Dios mientas sirve al diablo con su propia lengua.
¿Por qué debemos cambiar ese mal hábito?
¿Usted perdería su Salvación por causa de su lengua? El maldiciente que no se arrepiente está condenado al infierno:“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” 1 Corintios 6:9-10
¿Cómo evitar la maledicencia?
La palabra griega para el chusmerío es diábolos. Significa acusar o dar una información falsa. “Chismear es transmitir informaciones cuando usted no es parte del problema ni parte de la solución.”
No escuche, no comente con otras personas y no se involucre con temas personales de los demás. “El que anda en chismes descubre el secreto; mas el de espíritu fiel lo guarda todo.” Proverbios 11:13
¿Qué hacer cuando vemos una mala actitud de alguien?
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.” Mateos 18:15-17
Si vemos algo malo en alguien, podemos exhortarlo con amor y serenidad; la orientación debe ser hecha con seriedad, pero con un tono de voz suave y manso (aunque nuestro querer sea, ser duros y rudos). No es porque está pecando que vamos a despreciarla. Siempre que encontramos a esa persona, es importante ser educados, pero también breve, con el fin de evitar intimidad.
Para las mujeres
Además de todas las veces que Dios nos exhorta a no usar la maledicencia, Él reforzó el mensaje para las mujeres, ciertamente por haberle dado una mejor habilidad con el habla. O sea, las mujeres deben vigilar mucho más:“Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.” 1 Timoteo 3:11
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