Frases como “juntos para siempre” o ” eres mi media naranja” son comunes entre las parejas enamoradas. Las expectativas en torno al ser amado son grandes y la idea de que un par es sinónimo de estar completo , como la “pieza que falta” para que alguien sea feliz, aun está en los pensamientos de muchas personas. Todo el mundo desea un compañero, una compañía para todos los días, cómplice y fiel. Pero, ¿será que existe alguien capaz de completar lo que nos falta? Eso puede ser un deseo peligroso.
Las manos transpiran, el corazón palpita. Una persona especial es capaz de provocar diversas reacciones en nuestro organismo. El encantamiento, tan común en el inicio de la relación, puede causar prejuicios. “Una persona enamorada está desequilibrada psíquicamente, porque no ve la realidad. Proyecta las expectativas en el otro y, muchas veces, percibe características que realmente no hay. Ella no ve los defectos del otro, porque está ciega”, explica la psicóloga Maura de Albanesi, que trabaja en esta área hace más de 30 años.
El psicólogo clínico Fernando Romeiro refuerza diciendo que la pasión puede alterar la calidad de vida del enamorado. “Es común ver personas que, cuando se enamoran, experimentan un miedo exagerado de no ser correspondidas y pasan a hacer todo lo posible para conquistar y no perder al compañero o compañera. Muchos dejan de ser realmente quienes son para ser lo que el otro espera. Esa es una manera equivocada de relacionarse”, comenta.
Proyectar las propias expectativas en el otro genera un riesgo enorme de frustración y decepción. Creer que el compañero o la compañera va a suplir las carencias o ausencias es otro grave error. “Quien dice que necesita del otro para vivir, está transformando a esa persona en un objeto. Presupone que la persona es una extensión de sí misma y que puede controlarla. Eso puede comenzar con celos inofensivos y terminar en agresión”, resalta Maura de Albanesi. Ella aclara que no todas las manifestaciones de celos se vuelven una obsesión. “Pasa a ser una señal de riesgo cuando el compañero o la compañera comienza a invadir la individualidad del otro.”
Excesos
Cleudenora Soares da Silva Dias está casada con Geraldo Dias desde hace 24 años. Hoy ella mantiene una relación feliz, pero no siempre fue así. “Yo era insegura, tenía miedo de perder a mi marido. Desconfiaba de todo el mundo. Siempre le decía que él tenía otras, aun sabiendo que él no tenía a nadie”, recuerda. Revisar la billetera, revisar los bolsillos de los pantalones y oler las camisas del marido, buscando vestigios inexistentes, eran actitudes comunes para ella. Pero las palabras de Claudenora sonaban como una profecía. Insatisfecho con el descontrol de la esposa, Geraldo la traicionó. Y lo que era solo desconfianza, se convirtió en realidad.
“Mi cabeza se convirtió en un torbellino. Yo quería que él me prestase atención, que él me tuviera pena. Una vez, para llamar la atención, me tomé un montón de remedios e intente matarme”. Claudenora había perdido el control de la situación y su vida se dio vuelta. “Eso desestructuro todo. Yo iba al trabajo triste, muchas veces de mal humor y todo comenzó a ser más difícil.” Ella notó que era momento de buscar ayuda.
“El cambio comenzó en mi interior. Entendí que necesitaba luchar por mi matrimonio. Sin celos, sin desconfianza. Con el tiempo, él notó que yo estaba cambiando.” Claudenora reconoció que el amor no debe ser fruto de sentimentalismos o de emoción. Él es decisión y, por eso, racional. Hoy, ella aconseja a muchas mujeres que viven los desafíos que ella enfrentó. “Comparto mi historia y veo que mi experiencia sirve de ejemplo a otras personas.”
“Los hombres esconden más el sufrimiento”
La psicoanalista Tatiane Ades participó de grupos con personas que sufrían amor patológico y percibió que no son apenas las mujeres que sufren con el problema. Los hombres también pueden pasar por este sufrimiento, y necesitan apoyo y orientación. Ella acompañó diferentes casos y oyó testimonios de voluntarios. El trabajo resultó en el libro Hades: Hombres que aman demasiado, en el que ella explica que el amor enfermizo no es un problema solo del sexo femenino.
“En mi visión, el porcentaje de hombres y mujeres que sufren de ese amor es el mismo, pero los hombres lo esconden más y solo se desahogan en los consultorios. Las mujeres no consideran un tabú amar demasiado, por eso se desahogan con familiares y amigas. Es como si socialmente ese papel se le permite a la mujer y no al hombre”, completa.
Amor enfermizo
Investigaciones realizadas por el Instituto de Psiquiatría del Hospital de Clínicas de San Pablo constataron que el amor en exceso es un problema de salud. Para Eglacy Sophia, maestra y doctora de la Universidad de San Pablo, las personas que sufren con este problema no logran controlar el exceso de atención que le dan al compañero.
Ella constató que los portadores de amor patológico poseen alto grado de impulsividad y generalmente tienen relaciones conflictivas. Son las personas que tienden a permanecer en una unión destructiva y no logran poner un punto final a la relación.
El amor patológico es diferente al encantamiento inicial, cuando es común mantener un cuidado especial o tener ganas de estar siempre junto al ser amado. En el amor patológico hay una dependencia afectiva, una obsesión. “Hay sufrimiento, angustia. Cuando el amor es saludable, no genera sufrimiento. Pero, cuando se trata de algo patológico, la persona está constantemente en estado de alerta, la mente se enfoca obsesivamente en cuestiones relacionadas al otro, a la relación”, explica la psicóloga clínica y profesora Daniela Faertes.
Daniela creó y coordinó, durante 2 años, el sector de tratamiento del amor patológico de Santa Casa de Misericordia de Rio de Janeiro. Allí acompaño diversos casos y explica que el problema puede ser considerado un vicio. “El término fue creado a partir de la traducción de inglés “love addiction” y los síntomas son similares a los de una dependencia química. La persona es tan dependiente que, en la falta del otro, comienza a tener insomnio, depresión, ansiedad.”
El que tiene el problema sufre, pero el ser amado también sufre. “El peso termina pasando al otro. Relaciones así solo duran cuando las dos personas no son saludables. El que está bien logra salir de una unión destructiva”, comenta Daniela.
Observando las señales
¿Será posible notar las señales o características del amor patológico al comienzo de una relación? La psicoanalista Tatiane Ades explica que se puede indicar una personas más propensa a obsesiones y amores patológicos. Es importante observar si el cuidado con el otro no se transformó en una posesión y celos exagerados. Generalmente, esos perfiles tienen a mostrarse controladores y celosos, justificando tales actos como “exceso de amor”.
Encontrar una persona capaz de suplir nuestras carencias es una misión imposible y poco inteligente. Una unión debe existir para sumar, para aumentar, no para restar o causar angustia. Observe su relación y vea si ella le trae sufrimiento. Es necesario identificar cuando algo está equivocado y saber el momento justo para buscar ayuda.
Una forma enfermiza de amar
El amor obsesivo es peligroso y puede llevar a la muerte. La psicóloga Daniela Faertes cuenta que la persona sufre el problema sin notarlo. “Cuando el sufrimiento es muy intenso, cuando no hay ganas de hacer otras cosas, es señal de que esa persona necesita buscar ayuda. Y en el momento en que buscan una orientación ellas notan que el origen del amor patológico, es una dependencia”, explica.
Varios factores pueden desencadenar esa dependencia, entre ellos el autoestima bajo y la carencia extrema, que hace con que vean al otro como la única posibilidad de compañía. Quien sufre con esa obsesión llega al punto de anularse para vivir en función del otro “Las personas que fueron descuidadas en la infancia o en algún momento de la vida van a querer ofrecerle al otro el cuidado que no recibieron. O las que sufrieron agresión o violencia. Son normalmente personas que tuvieron padres distantes y que, por eso, generaron un patrón de comportamiento en el que se ven como los cuidadores”, afirma.
“Terapia del Amor” en la Universal
Los casados y solteros que deseen saber más sobre la vida sentimental pueden participar de las reuniones de la “Terapia del Amor”, que se realiza todos los jueves a las 20 h en Av. Corrientes 4.070 – Almagro – Buenos Aires (Argentina).
[related_posts limit=”15″]