Rachael Farrokh es una actriz que vive en Estados Unidos y hace diez años lucha contra un trastorno alimenticio grave: la anorexia nerviosa. Ella pesa unos impresionantes 18 kilos, lo equivalente al peso de un niño de 6 años. El problema llegó a un estado tan crítico que ella fue prácticamente condenada a la muerte: su cuerpo ya no posee masa muscular, tiene dificultades para respirar y su marido, el personal trainer Ron Edmondson, tuvo que dejar el empleo para ser su cuidador en tiempo completo. Su salud es tan frágil que los hospitales no aceptan seguir su caso, debido a los riesgos.
A causa de eso, ella inició una campaña en internet para recaudar fondos para iniciar su tratamiento y logró aproximadamente US$ 200 mil. “Miro las fotos de hace pocos años atrás y percibo como desperdicié mi vida. Me gustaría poder volver a ser esa persona, aquella mujer fuerte e independiente”, se descarga en uno de los videos que publicó en las redes sociales. Rachael dice que sus posibilidades de sobrevivir son pocas pero que tiene esperanza de mejorar.
En el pasado, la actriz era delgada y, tal vez influenciada por el padrón dictado por la sociedad y por los medios, adelgazó aún más para mejorar la apariencia física. Sumado a eso, Rachael sufrió una crisis de ansiedad, aliada a un trauma del pasado y la pérdida repentina del empleo. En fin, todo cooperó para que la anorexia tome las riendas de su vida. Lamentablemente, su reacción delante del problema fue la peor posible: la desesperación la llevó al borde de la muerte.
Claro que nadie está exento de pasar por un momento difícil: puede ser la pérdida del empleo, la muerte de un ser querido o el término de una relación. Pero podemos decidir cómo enfrentarlo. Si usted ya pasó por eso sabe, en la práctica, que la desesperación no trae buenos resultados. Por lo contrario: hace que el problema parezca mayor de lo que es y la pérdida sea irreparable.
Si usted está pasando por alguna dificultad, tiene la oportunidad de actuar de forma diferente. No se deje llevar por la desesperación, elija tener una visión positiva y piense en soluciones prácticas para resolver la cuestión. Y no se quede preguntando por qué sucedió eso. No importa el porqué y generalmente esa pregunta no tiene respuesta. Es más inteligente enfocarse en lo que puede hacer para cambiara la situación. Su reacción es determinante en el resultado, sea bueno o malo.
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