El alto grado de miopía le impedía que la pequeña Piper Verdusco comenzase a gatear. Sin embargo, los padres no sabian el motivo y solo lo descubrieron después de llevarla al médico. Tenía 7 grados en un ojo y 5 en el otro. La solución fue comprar anteojos para la pequeñita, que tuvo una reacción sorprendente al usarlos por primera vez.
La madre, Jessica Sinclair, de Ohio, en Estados Unidos, registró este momento y después lo compartió en su página de Facebook, con el comentario: “Agarramos los anteojos. Salimos a comer y se los pusimos. Su reacción desarmó mi corazón”.
Vea el video de abajo:
Jessica, encantada con la alegría de la pequeña, pregunta: “Hola, Piper, ¿Cómo estás? ¿Me puedes ver?”. Maravillada, Piper mira a la madre y le respondió con una bella sonrisa, después mira a Andrew, el padre. Emocionado, él confirma lo que todos ellos terminan de percibir.
Una nueva visión
Un nuevo mundo se abrió para Piper después de los pequeños anteojos. ¿Y no es lo mismo que nos sucede cuando nos convertimos a Dios? No obtenemos “solamente” una nueva vida, sino una nueva mirada delante de todo lo que está delante nuestro y a nuestro alrededor. Cosas que nunca habíamos pensado antes, se vuelven obvias en poco tiempo.
Nuestra visión se amplía y todo lo que parecía imposible y lleno de barreras, de repente, se vuelve alcanzable. Rápidamente, vemos soluciones, tenemos estrategias, direcciones y, por encima de todo, una confianza sin explicación.
Sin embargo, para que lleguemos a ese punto de ver todo con otros ojos, nos resistimos, así como la pequeña Piper para aceptar los anteojos. Sin imaginarnos cómo cambiará nuestra vida completamente.
Si usted aún no tuvo esa experiencia, sepa que Dios tiene en Sus manos esos “anteojos” para regalárselos como un nuevo universo. Para saber cómo hacerlo posible, acérquese a una Universal cercana a su domicilio, vea aquí las direcciones.
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