Con la frase: “Mis padres nunca me dieron amor”, una niña describió en forma desgarradora el calvario que vivía a las autoridades judiciales de la ciudad de Santiago del Estero, a quienes les rogó que no la regresaran con sus progenitores.
La pequeña admitió sufrir todo tipo de maltratos e incluso agresiones sexuales, por lo tanto, ella y sus cuatro hermanos menores fueron alojados en un Hogar Escuela mientras se resuelven sus tenencias. En tanto, si bien hasta el momento no se acusa bajo ningún cargo a los progenitores, continúan siendo investigados.
Una denuncia de un vecino desencadenó en la intervención de las autoridades judiciales respecto de las sucesivas manifestaciones de violencia doméstica que padecía una niña, de 12 años, por parte de sus padres, en el marco de una vida familiar caracterizada por los bajos recursos y la profunda falta de conocimiento en cuanto a los cuidados básicos de sus hijos.
Por esta razón, el Tribunal de Menores, que intervino en la causa, decidió alojar a la criatura en un Hogar Escuela mientras avanzaba en la investigación, con el fin de definir si debía ser restituida a sus progenitores o dada en adopción. Pero cuando la menor tomó conocimiento de ello, les solicitó a los responsables del hogar, a modo de ruego: “No quiero volver a mi casa, mis padres nunca me dieron amor. Llévenme con una familia que me dé cariño y amor”.
Semejantes palabras calaron hondo en el juez a cargo, quien ordenó someter a la niña a Cámara Gesell, instancia en la cual ella confesó sufrir maltratos físicos, como así también haber sido manoseada por su padre en sus partes íntimas en una oportunidad.
Golpiza a un bebé
Un niño de 11 meses permanece internado en estado grave, con un serio traumatismo de cráneo y lesiones en rostro y abdomen, en el Hospital de Niños de la Plata, mientras fue detenido un hombre que es la pareja de la madre, acusado por el ataque. Voceros de ese centro de salud informaron que el menor fue derivado desde un centro de asistencia en Brandsen, adonde había ingresado tras supuestamente haber sufrido un accidente doméstico en su casa del barrio Infante Isabel.
El Comisario de Cnel. Brandsen Ariel Álvarez aseguró en declaraciones a la prensa que “nosotros tomamos conocimientos el día domingo de que el sábado a la noche se había presentado en el nosocomio local una mamá con un bebé de once meses acompañada de su pareja, manifestando en el Hospital que se había caído de la cama. El menor es recibido por los médicos locales quienes constatan que efectivamente tenía una lesión muy grave. Se trataba de una fractura de cráneo por lo que decidieron trasladarlo inmediatamente al Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata para su atención debido al estado de las graves lesiones que tenía”.
Los médicos del hospital platense revisaron al bebé y corroboraron que además del fuerte traumatismo en el cráneo tenía varias quebraduras en sus miembros inferiores, que serían de hace tiempo porque habían soldado, entre ellas una en la tibia de su pierna izquierda.
Personal del hospital realizó la denuncia y el fiscal de Brandsen, Mariano Sibuet, citó a prestar declaración a la madre del niño y a su pareja, un hombre de 23 años. Una fuente policial dijo que las explicaciones brindadas por la pareja no coincidieron con las lesiones que presentaba el menor de edad, por lo que dispuso la detención de ambos, aunque luego excarceló a la madre del bebé y mantuvo al hombre bajo arresto.
Los médicos revelaron que por los golpes recibidos tiene compromiso neurológico. El detenido está acusado de “homicidio calificado en grado de tentativa”.
La familia, más violenta
En Argentina, el 10% de los adultos reconoce que ha golpeado a sus hijos durante la crianza mientras que el 65% admite utilizar la violencia psicológica, según la Encuesta de Condiciones de Vida de Niñez y Adolescencia (ECOVNA).
“Una paliza dada a tiempo siempre es buena” o “A ese niño le falta una paliza bien dada para que obedezca o respete a sus padres” son solo dos de las justificaciones de la violencia, que aumenta en hogares donde hay niños menores de 12 años, según los resultados de la encuesta.
La psicóloga y periodista Liliana Hendel afirmó recientemente en la TV Pública: “Hay tres tipos de violencia doméstica contra los menores. En primer lugar, la psicológica, que es la más habitual y la que menos se nota. Frases como ‘no seas tonto’ o ‘siempre hacés las cosas mal’ dejan una marca muy importante. Luego tenemos la violencia física leve, como un tirón de pelo o un empujón, y la grave, en la que hay golpes. Nuestro desafío es encontrar los modos en que podamos expresar la autoridad sin golpes físicos o insultos. La violencia doméstica contra los chicos se da en todas las clases sociales, se pueden dar situaciones de mayor brutalidad en ámbitos de mayor vulnerabilidad, pero es un fenómeno que no distingue niveles socioeconómicos”.
¿Cómo criar a los hijos?
Un cristiano verdadero aplica lo que se le propone en la Biblia. Salomón aconseja sabiamente: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”, (Proverbios 22:6).
En la carta que el apóstol Pablo envió a los Efesios nuevamente se enseña cómo proceder: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”, (Efesios 6:4).
El rey Salomón también aconseja de forma inteligente cuando dice que el que ama a su hijo, desde temprano lo corrige, en Proverbios 13:24. Es algo de padres a hijos, sin espectadores y en ningún momento la Biblia dice que la corrección debe ser hecha con humillación, acomplejando al niño o adolescente frente a los vecinos o amigos. Humillar puede dar como resultado un hijo rebelde, que no acepta ninguna autoridad.
“Le pegaba a mis hijos hasta hacerlos sangrar”
Ana Santos conoció la Universal con un sinfín de problemas. Además del insomnio y la depresión, vivía con sus nervios alterados y por eso se descargaba con sus hijos: “Les pegaba hasta que sangraban”, confiesa.
Los problemas en su pareja llegaban a las agresiones físicas y a veces no tenían para comer.
Al conocer la Universal y hacer las cadenas de oración, esa realidad cambió y hoy disfruta de una nueva vida.
Además de tener su propio negocio, su matrimonio fue reconstruido y todas las agresiones se convirtieron en parte del pasado. Hoy son felices como familia y agradecen a Dios por esa felicidad.
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