“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”(Efesios 6:1-4)
Existen varios ejemplos de hijos que honraron a sus padres y a Dios en la Biblia. Destacamos aquí algunos cuyas actitudes son buenos ejemplos para los hijos de hoy:
David
Obedeciendo a sus padres, el pequeño y delgado pastor de ovejas les llevó comida a sus hermanos en pleno campo de batalla de los filisteos. Él podría haber tenido miedo y haber desobedecido. Sin embargo, ya acostumbrado a la tarea de cuidar y defender los rebaños de los depredadores y ladrones (foto de la miniserie “Rey David” de la Rede Record), no lo dudó. El gigante filisteo Goliat desafió a los hebreos y menospreció a sus guerreros, por lo que David compró la pelea. Sucede que, por encima de todo, este muchacho seguía al Dios de sus padres, y sabía que el Verdadero Poder estaba en Él, de ahí provenía la confianza de que vencería al gran desafiante. Fue la primera de muchas victorias de este joven que solo buscaba cuidar a su familia en aquel momento, pero se convirtió en el defensor y gobernante de una gran nación.
Samuel
Ana era estéril, un motivo de gran humillación para las mujeres de la época. Ella oró fervorosamente a Dios para tener un hijo y fue atendida, le prometió al Señor que entregaría a su hijo para el sacerdocio, y así lo hizo cuando el pequeño Samuel nació. El muchacho honró la promesa de su madre y creció bajo el servicio a Dios. Él también honraba a Elí, el sacerdote cuyos hijos no eran buenos ejemplos a seguir en su trabajo. Entonces, Samuel obedecía a aquel que, en cierto modo, era su nuevo padre en la vida y en la fe, convirtiéndose en uno de los grandes profetas de la Biblia. Él fue quien ungió a David como rey.
Josías
Los hijos de David tenían todo para seguir el ejemplo de su padre en la entrega a Dios. Sin embargo, algunos eran problemáticos, como Absalón, que intento usurpar el trono de su propio padre, y Amnón que violó a su hermana Tamar. Sin embargo, otro de sus hijos, Josías, siguió todos los buenos ejemplos de su padre y “sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.” (2 Crónicas 34:2). Más tarde fue ungido a rey con solo 8 años de edad, pero instruido en la fe y en la ciencia del buen gobierno. Incluso antes de honrar a David, honraba a Dios, y comenzó a limpiar a Jerusalén y a Judá de la idolatría, mostrando a su pueblo el Único y Verdadero Señor.
El Hijo Pródigo
Él no existió, fue un personaje de una la parábola contada por el Señor Jesús. Sin embargo, su ejemplo permanece. Incluso el joven habiendo abandonado a su familia y buscado una vida indisciplinada, volvió hacia su padre y fue amparado. Como este joven, muchos hijos se equivocan en un momento u otro en el que la inmadurez habla más alto, pero pueden optar por pedirle perdón a sus padres y volver a honrarlos. El hijo pródigo, a pesar de no haber existido en carne y hueso, hizo historia por su actitud de querer volver a ser parte de una familia, un ejemplo que el propio Señor Jesús quiso dejar como herencia.
El Señor Jesús
Hijo de Dios y del Hombre al mismo tiempo, en Su vida terrenal, el Señor Jesús honraba, obedecía y respetaba a José y a María, incluso sabiendo que era el Verdadero Hijo del Propio Dios. Ayudaba a José en la carpintería, aprendiendo su noble oficio y ayudando en el sustento de la casa y protegió a María cuando fue adulto. Si Él recibió de Dios todo el Poder, de aquel matrimonio que Lo protegió y crió en la Tierra Él aprendió la humildad para vivir entre los que iría a Salvar.
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