El último gran revés que sufrió el mundo virtual estuvo relacionado directamente a la privacidad. Uno de los sitios web que se dedican a la infame tarea de ofrecer aventuras extramatrimoniales sufrió el robo de su base de datos.
Un grupo de hackers denominado “The Impact Team” (El Equipo Impacto, en inglés), robó datos bancarios, fotos íntimas, nombres, apellidos, direcciones, números de teléfono y hasta preferencias sexuales de los más de 30 millones de clientes del sitio y, después de varias amenazas, finalmente los publicó en internet.
Lo que el grupo de piratas informáticos exigía para evitar la publicación de la información era que la empresa propietaria del sitio lo diera de baja, pero como eso no sucedió, cumplieron con sus amenazas, dejando expuestas a una enorme cantidad de personas que buscaban tener una relación extramatrimonial.
Las consecuencias no demoraron en llegar. El director de la empresa renunció y salió a la luz que él también había mantenido una relación extramarital durante tres años con una joven canadiense.
Como suelo afirmar, la tecnología nos pone al alcance de la mano cosas que décadas atrás solo formaban parte de nuestros sueños. Sin embargo, esos avances, como todas las demás cosas, pueden ser usados tanto para el bien como para el mal.
Así, todos los que usan redes sociales, foros, etc. saben que están expuestos a un posible ataque y exposición de sus datos. Por otro lado, basta con abrir un archivo infectado para que una aplicación “secuestre” nuestros archivos y nos exija un pago en moneda virtual para liberarlos…
Estamos más expuestos que nunca, cuando subimos una foto a internet perdemos el control que tenemos sobre ella y nos exponemos a que cualquiera la use para lo que le parezca. Deja de ser “nuestra” para pasar a ser “de todos”.
Si unimos estos peligros al deseo constante que tienen muchos de publicitar en la web todo lo que hacen o dejan de hacer, tenemos una combinación letal. No es necesario conocer personalmente a alguien o haber mantenido una conversación para saber qué le gusta hacer o cuál es su situación sentimental.
Estimado lector, a partir de ahora, piense dos veces (o incluso más) antes de compartir un detalle de su vida en la web, sepa que una vez que presionó el botón “Publicar”, está abriéndole la puerta a un sinfín de desconocidos que no siempre tienen las mejores intenciones.
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