Las emociones afectan la respuesta del sistema inmunológico, por lo que una situación de estrés puede desencadenar un ataque de asma en quien sufre la enfermedad.
El profesor español Juan Carlos Fernández Rodríguez, en su tesis doctoral sobre el asma y las emociones, señala que “los asmáticos manifiestan más emoción negativa que los sujetos sanos, estando la presencia de emoción negativa muy asociada a la broncoconstricción”.
El asma es una enfermedad que hace que las vías respiratorias se inflamen a largo plazo. Debido a la inflamación, las vías respiratorias reaccionan con exceso a ciertas partículas que se encuentran en el aire. Durante un ataque de asma, los músculos de los tubos que llevan el aire a los pulmones, llamados bronquios, sufren espasmos; la mucosa de los pulmones se inflama y se acumulan secreciones en los pulmones haciendo que, de repente, resulte difícil respirar.
Prevención
La mayoría de los niños y los adultos pueden controlar el asma evitando las cosas que les producen ataques y usando medicamentos para los síntomas. Los ataques muy fuertes generalmente se pueden tratar con medicamentos inhalados o inyectados. Si se tratan rápidamente y de una forma adecuada, los ataques de asma rara vez son mortales.
“Mi vida había dejado de ser normal”
Sara Ramírez comenzó a sufrir asma después de pasar por una sucesión de problemas económicos. “Mi esposo tenía un negocio en sociedad, pero por malos manejos terminamos con la casa hipotecada. La situación era muy delicada, teníamos deudas con los empleados y el banco, además, vivíamos de prestado”, recuerda.
Ese cuadro de asma nerviosa le impedía tener una vida normal: “no servía para nada, si barría me hacía mal, si caminaba una cuadra me faltaba el aire. Usaba nebulizador, tomaba unas 6 pastillas al día, pero como no podía limpiar me ponía aún más nerviosa y el asma era peor”, afirma esta mujer, que llegaba a pedirle a su esposo que la saque al patio porque no podía respirar.
Su marido conoció la Universal y empezó a participar de las reuniones. Al mes ella comenzó a ir con él. Tiempo después, Sara estuvo internada una semana debido a una neumopatía: “estuve tres días con 41 grados de fiebre. Cuando salí del hospital fui a la iglesia e hice un desafío con Dios, le dije que me tenía que curar, que no aceptaba seguir enferma y así sucedió. Ahora hago de todo, tienen que pararme para que no haga tantas cosas, puedo trabajar y llevar una vida normal sin problemas de salud”, finaliza contenta.
Martes a las 8, 10, 16 y principalmente a las 20hs en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa.
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