“Le encontré sentido a la vida”
Antes de ser bautizada con el Espíritu Santo, Jimena Andrade era una mujer depresiva, triste, que incluso había intentado suicidarse. “Era una mujer insegura, tenía miedo y no le encontraba sentido a la vida”, recuerda.
Al conocer la Universal, Jimena logró liberarse de los males que la atormentaban, pero todavía le faltaba algo, tener el Espíritu de Aquel que la había rescatado del infierno en que vivía. “Cuando recibí el Espíritu Santo, le encontré sentido a la vida. Participé de todos los Ayunos de Daniel, vale la pena participar del Ayuno porque la recompensa que uno recibe es muy grande. Con cada Ayuno que pasa me encuentro renovada espiritualmente, con una mayor comunión con Dios. Le recomiendo a todos que participen, porque es una experiencia única, que cambia absolutamente todo”, finaliza feliz.
“Cambió todo mi ser por completo”
Hace apenas tres años que Gabriela Rao participa de las reuniones de la Universal. En ese tiempo, logró liberarse de los males que la hacían sufrir y logró también lo más importante, gracias a participar del Ayuno de Daniel.
“Era una chica tímida, muy introvertida y nerviosa. Estaba deprimida e incluso pensé en suicidarme. Recuerdo también que, sin tener motivo alguno, odiaba a mi hermano”, cuenta Gabriela. Pero todo eso quedó en el pasado después de que ella tuvo una experiencia personal con Dios. “Participé del Ayuno de Daniel y todo cambió. Al principio me costó, pero después lo hice sin dudar, hasta el final y no me arrepiento. Hoy tengo paz, felicidad, los nervios y el odio desaparecieron. Recomiendo que todos participen del Ayuno, porque es algo que no tiene comparación”, concluye con una sonrisa.
“El Ayuno es una oportunidad única”
Miriam Correa cuenta su experiencia al participar del Ayuno de Daniel: “Llegué a la Universal hace seis años siendo una chica muy nerviosa y agresiva. Peleaba mucho con mis hermanos, era violenta. Por la pérdida de un ser querido sufrí mucha tristeza y hasta pensé en matarme”, recuerda.
A través de las cadenas de oración, Miriam aprendió a usar su fe y el sufrimiento quedó atrás. Sin embargo, ella sabía que le faltaba algo. “Al llegar el Ayuno de Daniel lo tomé como si fuera la última oportunidad que tuviera para buscar a Dios. Me costó dejar de ver televisión y de entrar a Facebook, pero la renuncia valió la pena. Fui bautizada con el Espíritu Santo casi al terminar el primer ayuno. Hoy, gracias a Dios tengo ganas de vivir, soy una joven alegre, sin pensamientos malos. Soy una nueva persona, feliz gracias al Espíritu de Dios”, afirma sonriendo.
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