Con tanto ajetreo diario en la familia, la casa y los hijos, ninguna mujer está libre de pasar por momentos de estrés. Ya sea porque el hijo no obedece, porque el tránsito no ayuda o porque las exigencias del trabajo son muchas.
Un estudio publicado recientemente en el periódico estadounidense Daily Mail, revela que las mujeres sienten los efectos del estrés con mayor intensidad en comparación a los hombres. Las razones de tanto nerviosismo son las preocupaciones para conciliar la carrera, cuidar a los hijos y también preocuparse por el futuro, lo que incluye el pago del alquiler. La investigación concluyó que el 67% de las mujeres se sienten presionadas por alguno de estos factores y enfrentan el estrés alrededor de 210 veces por semana.
“Hoy en día, las mujeres se exigen demasiado. Esta exigencia genera ansiedad e irritabilidad, y cuando están así, los gritos surgen como consecuencia de este nerviosismo”, explica la psicóloga Daniella Freixo de Faria.
Gritar solo aumenta el problema
La autónoma Geany Sampaio Gaia, de 37 años, casi termina con su matrimonio debido a su temperamento explosivo. “No tenía paciencia con nada ni con nadie. Eso le molestaba a mi marido, pero me era indiferente, le gritaba cuando pasaba algo que a mí no me gustaba. Un día estábamos en el auto y yo grité tanto de los nervios que llegué a golpearlo y sufrimos un accidente”, recuerda.
Además, ella cuenta que sus hijas sufrieron mucho debido a su impaciencia. “Ellas crecieron conviviendo con peleas y, por eso, se tornaron frías conmigo y no teníamos diálogo. Esto me hizo sufrir mucho”, dice.
Los vecinos y los extraños también eran blancos de su ira. “Solía ser así en todos los lugares, no sabía convivir socialmente. Hubo una vez en que fui a pagar una cuenta al shopping, la muchacha no me atendió bien y eso me puso nerviosa. Le grité y, después del descontrol, recuerdo que todos me estaban mirando. Me sentí avergonzada”, se desahoga.
En medio de tanto estrés, el marido de Geany quiso pedirle el divorcio. “No aceptaba tener que separarme, entonces, como los evangelistas iban todas las semanas a mi casa, me invitaron a la Universal y decidí aceptar la ayuda. Comencé a participar de las reuniones y a leer los libros de Cristiane Cardoso”, cuenta.
Con el tiempo, ella fue viendo sus propios defectos y lo que estaba causando los ataques de nervios casi diarios. “Aprendí que no puedo ser impulsiva, tengo que ser racional. Hoy, pienso bien antes de tomar cualquier actitud. Converso mucho con mis hijas, les paso mi experiencia a ellas y estamos recuperando el diálogo”, dice orgullosa.
Ella también insiste en resaltar que ser una persona paciente hace toda la diferencia en ese proceso de cambio de comportamiento. “Soy más amiga de mi marido, busco escucharlo, algo que no hacía antes. También busco ser más simpática con las personas. Estoy muy feliz por mi cambio”, completa.
¿Cómo lidiar con los enojos sin gritar?
La psicóloga Daniella Freixo de Faria explica que el hecho de gritar para exponer un enojo afecta negativamente tanto al que grita como a los que están alrededor del irritado. “La persona que actúa así, por lo general, estalla en cualquier lugar. La familia y los hijos lo sienten, el lugar de trabajo se vuelve pesado, pero, sobre todo, la mujer que vive esta constante irritabilidad se debilita mucho por todo esto”, constata.
Por eso, ella explica que el primer paso para buscar el equilibrio es darse cuenta de que todos los hechos son estímulos y que somos nosotros los que decidimos internamente cómo lidiamos con cada uno de ellos, así como respirar y mantenerse tranquila también es una opción. Mirar la situación como algo externo nos deja libres para elegir lo que queremos hacer ante lo que se presente”, destaca la psicóloga.
¿Usted se ha dado cuenta que está enojada con todo y con todos a su alrededor?
Para resolver ese problema, la escritora Marcia Paulo, orienta a las mujeres a identificar las verdaderas fuentes de estrés y también a observar de cerca sus hábitos y actitudes. “Todos los días, anote las situaciones o episodios estresantes y sus causas. Anote cómo se sintió con el episodio, física y emocionalmente. Anote cómo fue su reacción, además, grabe cualquier situación que la hizo sentirse mejor”, aconseja.
Busque identificar las causas del estrés y, en la medida de lo posible, elimínelas de su vida. Pero, atención: más importante que intentar descubrir el motivo del sentimiento negativo es aprender a dominarse, para que no dejarse llevar por la ira.
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