¿Cuál es el límite entre el sentido común y la indiscreción? En todos los lugares, podemos encontrar a personas que se entrometen en la vida de los demás. Esto puede suceder en la escuela, en el trabajo e incluso en la familia. Sin medir las palabras, ellas hacen preguntas invasivas, se entrometen donde no son llamadas y, además, dan sus opiniones cuando ni siquiera se las requiere.
No siempre es fácil lidiar con las personas que se creen con el derecho de preguntar lo que quieren, a cualquier hora o en cualquier lugar. A ninguna mujer le agrada que le pregunten sobre su peso o por el costo de su cartera nueva. Por eso, algunas preguntas solo pueden y deben ser hechas a personas muy íntimas. Aun así, se debe tener cuidado para no ofender o ser invasivo.
Para Núbia Siqueira, columnista del blog de la escritora y conductora Cristiane Cardoso, uno de los pésimos hábitos que las personas adquieren a lo largo de la vida es la curiosidad en exceso. Según ella, el deseo de saber los últimos hechos de la vida de los demás es algo desagradable e irreverente.
Eso no significa que usted deba aislarse o dejar de conversar con los que están a su alrededor. Es posible dialogar con todos, sin la necesidad de hacer preguntas personales o íntimas.
¿Qué debe hacer para evitar esta postura? Si usted tiene el hábito de preguntar sobre temas delicados a cualquier persona, recuerden que no todo el mundo se siente cómodo respondiendo esto. Póngase en el lugar del otro y nunca pregunte algo que a usted no le gustaría contar.
Por otra parte, para evitar la invasión ajena, el primer paso debe venir de usted. Hay mujeres que cuentan su vida a todo el mundo. No sea así, no se exponga, sin escatimar detalles más de la cuenta o comparta todo el tiempo de su día en las redes sociales. Esto puede generar curiosidad y los demás pueden sentirse con el derecho de cuestionar sus intimidades.
En otras ocasiones, incluso con todos los cuidados y la discreción necesaria, el curioso, que está de guardia, querrá saber lo que sucede en su vida. Y es este el momento de tomar una actitud firme y decidida. Nadie está obligado a responder lo que no quiere. Por eso, sepa decir no con educación y gentileza. Cuando alguien le haga una pregunta indiscreta, no se sienta obligada a hablar sobre el tema. Pregunte, luego, el motivo de la interrogación diciendo “¿Por qué quieres saber eso?” De hecho, la persona quedará desconcertada y pensará dos veces antes de insistir en el tema.
Recuerde que la gentileza no es un sinónimo de intimidad. Usted puede ser educado sin la necesidad de contar lo que ha hecho el último fin de semana. “Existen algunas actitudes que son extremadamente indiscretas. Huya de esto si usted realmente quiere aprender y crecer en medio de un mundo contaminado por groserías y chismes. El cambio comienza en nosotros, nunca en los demás”, añade Núbia.
[related-content]