¿Ha pensado en tener su empresa, su equipo, ocuparse de su propio tiempo y, a su vez, mantenerse económicamente? Para eso, un buen emprendedor, antes de empezar un negocio, debe ser consciente de que el éxito de un proyecto también está en la cosecha de los frutos con otras personas, y no solo una cosecha solitaria.
El secreto para prosperar en un negocio está en querer que los demás también ganen cuando usted gane. Este concepto sirve tanto para cuando se piensa en la empresa como en el público final. La persona que quiere que el empleado crezca, cree e invierte en él. A su vez, quien quiere fidelizar y garantizar la satisfacción del cliente es verdadero, servicial y cuidadoso con su negocio.
El egoísmo de querer hacer un negocio pensando solo en sí mismo es un defecto de carácter y puede hacer que el hombre cometa errores irreparables.
Tenga cuidado y placer en hacer lo mejor para los que trabajan con usted. ¿Sabía que los profesionales exitosos son grandes donantes? Ellos siempre están pensando en cómo pueden hacer las cosas mejor y ayudar con ideas, acciones, planificación y soluciones.
Sepa que son las pequeñas actitudes las que moldean nuestro carácter y fortalecen nuestros hábitos. Usted puede trabajar para eliminar el egoísmo de su vida ejercitando la donación equilibrada. Trate de pensar más en los otros, ver las necesidades de quien está a su lado. En lugar de pensar en lo que usted quiere, piense en lo que usted podría hacer por los demás.
Cuando el profesional hace un negocio pensando en el otro, todos terminan ganando, porque todos forman parte de un gran proyecto. Sea con los demás como a usted le gustaría que fueran con usted.
Adrián: “Yo quería conquistar un buen trabajo porque estaba endeudado y pasaba necesidades. En el lugar donde trabajaba cobraba por semana y no me alcanzaba.
Perseveré en el Congreso para el Progreso, entonces me llamaron de un trabajo y enseguida me efectivizaron, no tuve que pasar por los tres meses de prueba. Gracias a Dios, dos meses después me ascendieron y mi sueldo se triplicó. Estoy muy feliz y voy a seguir luchando por más”.
Romina: “En mi casa estábamos desempleados, dependíamos de nuestros familiares para comer y vestirnos, y estábamos a punto de perder la casa. Creí que la única solución era matar a mis padres y después matarme yo.
A los cuatro meses de participar en el Congreso para el Progreso conseguí mi primer trabajo. Me recibí, tengo un buen sueldo, con aumentos periódicos, compré mi auto y al año lo cambié por uno que vale más del doble que el anterior”.
Congreso para el progreso, todos los lunes a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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