Nadie podía imaginar que el departamento lujoso de la familia Collyer sería el centro de una de las más intrigantes investigaciones de Manhattan, en Nueva York, en Estados Unidos. Nacidos a fines del siglo XIX, los hermanos Homer y Langley, respectivamente ingeniero y abogado, eran hijos de una influyente pareja que vivía en la 5° Avenida en la calle 128, en el Harlem. Todo parecía que estaba bien en la familia, hasta que la pareja se separó, en 1909, cuando los hijos tenían alrededor de 20 años.
A partir de allí, Homer y Langley pasaron a aislarse del mundo progresivamente y comenzaron a acumular diarios, papeles, muebles y todo tipo de objetos dentro de la casa. Considerados excéntricos por los vecinos, los hermanos transformaron el lugar en una especie de fortaleza, poniendo trampas por todas partes para impedir la entrada de cualquier persona en la mansión heredada.
Fueron casi 40 años en el anonimato, hasta que la policía de Nueva York recibió un llamado sobre el mal olor que emanaba del departamento de los hermanos Collyer, el 21 de marzo de 1947. Al llegar al lugar al lugar, la policía tuvo que derrumbar la ventana del segundo piso, ya que todas las puertas estaban rotas, pero protegidas por pilas de papeles, cajas, objetos y escombros. Las ventanas del portón estaban rotas, pero protegidas por rejas. El primer policía tardó aproximadamente 2 horas para dar los primeros pasos por la basura y llegar al cuerpo de Homer, entonces con 58 años, lo encontró sentado en una silla, vestido con una bata de baño azul y blanca.
¿Pero dónde estaba el otro hermano?
Sin embargo, el mal olor no podía ser de Homer que, según la pericia médica, había muerto hacía menos de 10 horas, víctima de desnutrición, deshidratación y complicaciones cardíacas. La esperanza de los policías era encontrar también a Langley, de 52 años, en el departamento. En dos días de trabajo fueron retirados más de 19 toneladas de basura, había aproximadamente 600 curiosos en el lugar.
Nueve días después de una búsqueda intensa y la policía ya contaba 84 toneladas de basura extraída del departamento. Ni señales del más joven de los Collyer, que también ya había sido buscado en nueve estados diferentes. Recién el día 8 de mayo de aquel año – más de un mes y medio después- Langley fue encontrado, a pocos metros de distancia de la silla del hermano, cubierto por una montaña de guías telefónicas, libros y otros papeles. Su cuerpo en descomposición había sido comido parcialmente por ratas.
Fue constatado que Langley había muerto antes de Homer, por lo tanto, el olor que se sentía exhalaba del cuerpo de él.
Langley cuidaba a su hermano mayor, que había perdido la visión en 1933 y tenía dificultades para moverse, causadas por el reumatismo. Para llevarle agua y comida a Homer, él se dirigía entre las toneladas de basura acumulada por décadas, hasta ser aplastado por un derrumbe. Una trampa que ellos mismos crearon.
En total fueron retirados del departamento 140 toneladas de objetos acumulados.
¿Cuánta basura usted acumula?
Tal vez usted jamás haya acumulado la cantidad de basura o cosas que los Collyer lograron a lo largo de los años. Había armas, 14 pianos, una máquina de rayos x, carcasas de autos, 25 mil libros, órganos humanos conservados en frascos, cunas, violines, instrumentos musicales, bolas de boliche, sofás, camas, cuadros, diarios, mesas, sillas, bicicletas, etc. Sin embargo, mayor que toda esta basura es lo que acumulamos en nuestro interior cuando guardamos algún tipo de rencor.
El que guarda un resentimiento es también, interiormente, enterrado. Sin percibir, la persona se excluye de las cosas que ama y pasa a enfocarse tan solo en el sentimiento de odio, dominada por la rabia de quien la hirió.
Acumular basura trae enfermedades, y con el rencor no es diferente. El alma se debilita, está herida, se envejece. Pueden haberle robado su inocencia, juventud, sus sueños… ¿Pero por qué seguir dejando que los otros le saquen aun más?
Es el momento de tomar una actitud y conceder el perdón que le ha faltado para que usted cambie su vida.
Si usted reconoce que necesita ayuda para liberarse de ese sentimiento y quiere conversar con alguien, acérquese a la Universal más cercana a su hogar y reciba una orientación espiritual.
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