Antes de entregarse definitivamente en la cruz, el Señor Jesús dejó a la humanidad siete enseñanzas, por medio de siete frases dichas.
Ingrese en los links de abajo y conozca las seis primeras:
1. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.”
2. “En verdad te digo que hoy estarás Conmigo en el paraíso.”
3. Dios Mío, Dios Mío, ¿Por qué me desamparaste?
4. “Mujer, he aquí tu hijo.”
5. “¡Tengo sed!”
6. “Está consumado”.
La última frase, sin embargo, es más significativa. “Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo Mi Espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.” Lucas 23:46
Con ella, el Señor Jesús se volvió el perfecto sacrificio esperado por Dios.
El obispo Júlio explica: ” Es bueno que notemos que el “perfecto sacrificio” involucra Cuerpo, Alma y Espíritu.”
Según el obispo, el alma representa los sentimientos y, como vimos en la cuarta frase dicha por Jesús, Él ya había renunciado a los Suyos. Su cuerpo fue entregado por Él para ser flagelado y crucificado. Por lo tanto, lo que faltaba para tornarse el sacrificio esperado por el Padre era la entrega de Su espíritu, lo que sucedió poco antes de Su muerte física.
“Él entregó Su Espíritu, con la conciencia tranquila de que ya había hecho todo y el resto estaba en las manos de Dios. Lo mismo sucede con aquellos que quieren sacrificarse por un objetivo”, afirma el obispo.
La enseñanza es que solamente se vuelve verdadero sacrificio quien, completamente, se entrega a Dios. Nada puede estar entre el hombre y el Señor, ni las emociones.
Entregarse a Dios es dejar que Su voluntad sea hecha. Entregue, usted también, su espíritu en las manos del Padre.
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