A la mujer generalmente le gusta estar linda, bien vestida y con la piel suave. Sabiendo eso, la industria de la belleza invierte en diversas campañas para seducir, manipular y hacer que ella sienta la necesidad de comprar más y realizar nuevos procedimientos estéticos, entre otras cosas. Todo en búsqueda de una perfección que no existe. ¿Usted ya cayó en esta trampa?
Históricamente, en Estados Unidos, las grandes empresas que se centraron en el público masculino y no les importaba atraer a las mujeres tuvieron como consecuencia la quiebra económica, como es el caso de Joe´s Hardware.
“Según los investigadores en el área de marketing y merchandising, la motivación para el consumo está de acuerdo con las siguientes necesidades: fisiológicas, seguridad, amor y aceptación, autoestima, ego y autorrealización”, explica Luciana Pires de Lima, psiquiatra.
Para ella, las emociones son la principal influencia en el momento de las compras excesivas. “Y ese tipo de consumo hace a la persona comprar y/o utilizar el producto tan solo por el placer inmediato de solucionar algún problema y no por la necesidad”, resalta.
Consumo no saludable
La asesora administrativa Rebeka Francys, de 24 años, (Foto de arriba) cuenta que algunos años atrás no le llamaba la atención estar por encima del peso recomendado y sus amigos le decían “la gordita simpática”. “Comencé a engordar a los 18 años y llegué a los 78 kilos. Siempre usaba ropa ancha o cinturón para disfrazar y esconder mi cuerpo” recuerda.
Por causa de la baja autoestima y en el intento de sentirse aceptada, ella compraba productos de belleza para disfrazar los kilitos de más. “Me maquillaba mucho. Después opté por cirugías y tratamientos estéticos. Me aventuré en la desesperación por adelgazar. Hice varias dietas sin carbohidratos para perder peso, estaba neurótica”, dice.
Después de invertir mucho dinero para transformar la apariencia, ella conquistó el cuerpo que quería inicialmente, pero continuaba encontrando defectos. “Eso sucedía porque la belleza exterior no llenaba mi interior. Fue cuando, por medio de la fe, reconocí la necesidad de cuidar mi interior y aprendí que la belleza de la mujer está en la esencia, viene de adentro hacia afuera”, revela.
La joven dice que no renunció a estar más bonita, sino que hoy no depende tan solo de eso para sentirse realizada. Continúo cuidándome, solo que sin excesos. Entiendo que para ser feliz tenemos que valorarnos y tener equilibrio”, concluye.
Ser bella de manera inteligente
Núbia Siqueira, escritora y conferencista, afirma que si la mujer depende de la admiración de los otros por su apariencia exterior se volverá esclava de la industria de consumo, pues la influencia a encontrar siempre un defecto en su propio cuerpo. Eso hace que ella se vuelva prisionera de los gastos excesivos con la apariencia.
“Aquellas que aceptan esas sugerencias van a tener que trabajar cada vez más para satisfacer el consumo y vivir cada vez menos. El hecho es que la tarjeta de crédito no compra aquello que nos hace realmente felices. Chicas, yo uso un truco que casi siempre funciona cuando tengo muchas ganas de comprar: decido ordenar la ropa del armario”, dice.
Por eso, es necesario estar atenta a lo que la motiva en el momento de hacer una compra o un procedimiento estético. ¿Usted está en búsqueda del cuerpo perfecto para ser feliz? ¿O hace eso por causa de la rabia y de la angustia? Entienda que usted corre el riesgo de estar siendo manipulada por la sociedad, porque nada material cura los problemas interiores. La verdadera belleza viene del equilibrio.
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