Ellos acompañan a sus padres que se mudan constantemente de ciudad, provincia o país. Enfrentan el frío, con temperaturas bajo cero, incluso el calor que sobrepasa los 40 grados. En todo momento hacen nuevas amistades y buscan mantener otras aun en la distancia. Algunos son muy jóvenes, otros más maduros, pero todos hacen parte de un mismo grupo, los “Hijos Universal”.
Creado en enero del 2014, el proyecto tiene como objetivo apoyar a los hijos de los obispos y pastores de la Universal, para que ellos superen diversos tipos de problemas. El trabajo también consiste en rescatar a los que están alejados de Dios y fortalecer a aquellos que permanecen en la fe, pero que aún no tuvieron un cambio interior completo. El grupo también realiza trabajos sociales en orfanatos, asilos y con las personas que viven en la calle, levando una palabra de fe y optimismo a los necesitados.
De estar coma a una nueva vida
Jefferson Souza, de Río Grande del Sur, es hijo de pastor. Él cuenta que gracias al apoyo recibido del grupo hoy está vivo para relatar su historia.
Todo comenzó en diciembre del 2014. Después de sentir un malestar, el joven fue llevado a la sala de emergencias. Con un diagnóstico de meningitis bacteriana, fue internado rápidamente. Tenía fuertes dolores de cabeza, que lo hacían delirar y discutir. “Los médicos prepararon a mis padres para lo peor, pues la enfermedad estaba avanzada. Ellos decían que si sobrevivía tendría muchas secuelas o quedaría en estado vegetativo, sin movimientos”, recuerda.
Jefferson estuvo seis días en coma inducido, su cuadro de salud se agravó por causa de una neumonía. Frente a esta situación, los familiares e integrantes del grupo Hijos Universal comenzaron una cadena de oración por el joven.
El apoyo fue creciendo y cada día nuevos participantes se empeñaban en interceder a Dios por la vida de Jefferson. “Mis padres no tuvieron miedo de pedir ayuda en oración. Gracias a esa actitud, se formó un gran grupo, de obispos, pastores, esposas, hijos de pastores, obreros, miembros y amigos. Llegaban mensajes de todos los estados y diversos países”, cuenta Jefferson.
La unión de fe dio resultado. Después de despertar del coma inducido, la situación del joven iba mejorando. “En cada visita del equipo médico, todos se sorprendían y no entendían cómo mi cuadro grave había evolucionado rápidamente a saludable. Yo pasé a caminar, comer normalmente, no sentía dolores y comprendía todo lo que había pasado. Hoy estoy totalmente curado”, celebra.
Si está pasando por un problema grave y desea ayuda en oración, o si prefiere participar de una reunión y vea la dirección de la Universal más cercana a su domicilio.
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